La realidad y el deseo
El País...Este año, abril ha llegado cargado de contradicciones, las que nos invaden desde ya hace un año, desde que se desató la pandemia que ha paralizado el mundo, y que se acentúan ahora ante la posibilidad de que acabe pronto merced a las vacunas, que se están extendiendo a toda la población del planeta. La realidad y el deseo, pues, se funden este abril doblemente confundiéndonos a todos, tanto a los que desconfían de que el verano será normal por fin como a quienes esperan que su deseo esta vez se haga real no solo en sus sentimientos, sino en la vida misma. La primavera, este año más que nunca, se presenta confusa y llena de claroscuros no solo para cada uno de nosotros, sino para la humanidad entera, que asiste con esperanza, pero también con temor, a lo que está ocurriendo en el mundo y que trasciende a las miserias puntuales de la política y la actualidad, esas miserias que ocupan a tanta gente, que desconoce que la realidad es otra, esa que no coincide con el deseo, pero que aspira a poder hacerlo algún día. Lo escribió Cernuda en su testamento, que no es otro que su poesía: “Bajo la noche el mundo silencioso naufraga / Bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden / Solo esas sombras blancas, oh, blancas, sí, tan blancas (…) La noche, la noche deslumbrante / que junto a las esquinas retuerce sus caderas / aguardando quién sabe / como yo, como todos…”.
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