Recibirse con estima

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Fernando de Haro

...Cualquiera que esté en contacto con el mundo adolescente sabe que ha crecido exponencialmente la inclinación hacia la transexualidad. Sin duda hay una cierta moda, hay influencias que surten efecto. Pero probablemente estamos ante el signo más rotundo de que recibirse a uno mismo como un don, como un dato, ha dejado de ser habitual, ha dejado de percibirse como un bien. No es suficiente afirmar la objetividad de la biología para que los chicos que se abren a la vida dejen de tener problemas de identidad. Hace falta volver a concebirlos, volver a engendrarlos para que no les arrastre la rabia por no poder pronunciar la palabra yo con un mínimo de ternura. Para que esa rabia no les lleve a soñar con otras identidades, otros cuerpos, o lo que es peor, les lleva a hacerse daño. Volver a engendrarlos de nuevo es hacerles experimentar que ese yo que no entienden no es un enemigo, es enseñarles a recibirse a sí mismos con la estima infinita que les hace estar vivos instante tras instante. Eso lo saben hacer los adultos que se reciben a sí mismos con esa estima.
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