Nuestros padres se nos mueren como hijos
El IndependienteYa somos los padres de nuestros padres, ya nuestros padres se nos mueren como hijos. Se mueren como hijos soldados o como niños de hospital, antes de tiempo, entre órdenes vagas y voces desconocidas, entre madres extrañas que traen y llevan la orina y la comida y el frío de las agujas que se queda en el aire y en las sábanas, como noches marítimas. El padre tiene otra vez el cuerpo del recién nacido, pero con la vergüenza del adulto; la madre tiene otra vez la tripa desnuda y abotonada del bebé, pero llena de lejanos hijos paridos. Tienen ahora los cuerpos morados y temblorosos igual que los hijos que les nacieron, y eso es lo que parecen devolver en mano cuando mueren igual que niños: el molde de los cuerpos que hicieron, de los hijos por cuya supervivencia vuelven a morir, como siempre...
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