Una anomalía llamada Meeting de Rimini

El mundo
Fernando De Haro

El autor reflexiona sobre los debates que se han suscitado en el Meeting de Rimini, en el que católicos, judíos, musulmanes, pensadores laicos y científicos le han tomado el pulso al mundo.

La semana pasada se celebró la 40 edición del Meeting de Rimini. Es una iniciativa anómala, que tiene lugar a la orilla del Mar Adriático, como un foro internacional de encuentro, de reflexión y de expresión artística. El contenido del programa ha cambiado mucho en las últimas cuatro décadas, tanto como ha cambiado el mundo desde entonces. Cuando abrió por primera vez sus puertas, Europa estaba todavía dividida por el Telón de Acero. A los promotores les preocupaba mucho lo que entonces llamaban "la amistad de los pueblos". Ahora siguen denunciando un modo de revindicar la propia identidad que convierte al otro en "el mal absoluto". Aunque en esta ocasión el programa se ha centrado en las perplejidades provocadas por la globalización, la crisis de la democracia, los retos de la inteligencia artificial, los últimos descubrimientos de la neurociencia, el islam después de la derrota del Daesh, la sostenibilidad del planeta y muchos otros temas que a menudo ocupan las páginas de este periódico.

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