También ella

El País
Juan José Millás

Todos los que nos hallábamos en aquel vagón del metro moriríamos. Un día moriríamos. Observé detenidamente los rostros de los viajeros. Eran mis hermanos y mis hermanas de muerte. Uno a uno iríamos cayendo, quizá los más jóvenes primero. Iba lleno el vagón, hasta los topes. Mucha muerte, pues, una carnicería. Yo había encontrado asiento y llevaba el periódico entre las manos. Había leído las noticias financieras y las deportivas y las culturales y las de sociedad y las de política nacional e internacional, por ese orden, sin dar un solo paso en la dirección del conocimiento. El mundo continuaba siendo impenetrable. Tras su lectura, solo sabía que los que íbamos en aquel vagón tarde o temprano moriríamos...
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