Al amanecer, cantos

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Fernando de Haro

Es un pánico moral, sin base en la realidad. Alimentado por los fantasmas, por las frustraciones, por un enfado con un mundo insatisfactorio, por la búsqueda de un chivo expiatorio en el que descargar los (supuestos) agravios sufridos. El Viejo Continente se agita estos días dividido ante el nuevo y previsible fracaso del Consejo Europeo del jueves y del viernes próximo. Seis meses después de que fuera imposible un acuerdo sobre la política de asilo e inmigración, nada ha avanzado, salvo la histeria. Este domingo Juncker convocó cumbre informal en Bruselas y el Consejo ha hecho circular la propuesta de las “plataformas” en África, una especie de placebo para alejar el pánico. Mano dura para una amenaza más pensada que real. A lo mejor esta Europa del miedo aprende algo si escucha qué se dice, cómo se ve la realidad, cómo se reza en algunos de los barcos de subsaharianos...
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