Han tocado mis ojos el esplendor del mundo

Religión en Libertad
Juan Miguel Prim

Francisco Brines (1932) es uno de mis poetas preferidos. Sus poemarios son de aquellas pocas lecturas a las que siempre vuelvo. Deslumbrado por el azul del Mediterráneo –el poeta nació en Oliva, en la Comunidad Valenciana, no lejos de Alicante– Brines es un poeta "elegíaco". En todos sus poemas evoca la luz y la belleza del mundo, que marcaron su infancia: "...han tocado mis ojos el esplendor del mundo", "...el ser, aquel asombro"; pero sus adjetivos con frecuencia cantan tristes la caducidad y el incumplimiento de la promesa: "...un desolado azul iluminado", "...la estéril razón de la existencia"; o con los versos finales de su resignado y espléndido poema Cuando yo aún soy la vida: "...¿Cuál será la esperanza? Vivir aún; / y amar, mientras se agota el corazón, / un mundo fiel, aunque perecedero. / Amar el sueño roto de la vida / y, aunque no pudo ser, no maldecir / aquel antiguo engaño de lo eterno. / Y el pecho se consuela porque sabe / que el mundo pudo ser una bella verdad"...
Pincha aquí para seguir leyendo