Etapas vitales

La Vanguardia
Remei Margarit

Cuando yo era muy joven –de eso ya hace mucho tiempo– pensaba que siempre viviría enamorada de alguien y ni me planteaba que algún día podía no ser así. Eros es el principio vital, según Sigmund Freud, y por lo tanto el que da vida a todas las cosas. Pero Eros no es tan sólo el enamoramiento, sino también el afecto por la misma vida en todas sus vertientes. Pero eso, entonces no lo sabía y confundía el enamoramiento con la vida. Después, con el tiempo fui descubriendo que el enamoramiento tan sólo es un fuego de artificio de poca duración y que se basa en depositar en la persona escogida el propio deseo de que sea de una manera determinada y no amar al que realmente es con sus pros y contras. El amor es mucho más complejo y contradictorio y requiere de una voluntad de conocimiento del otro y un pacto permanente de honestidad afectiva. También esa es otra etapa que tiene su duración porque el cambio de cada cual reconfigura la relación; a veces dura y a veces no. Y con los años una se va dando cuenta que no es tan importante, aunque deseable, la reciprocidad, lo que importa de veras es la disponibilidad de la persona a acoger lo que la vida nos presenta, y acogerlo porque forma parte de la vida, que es lo que realmente tenemos en el presente. ¬Dicho de otra manera, lo que importa es la vida que se refleja en mil muestras cotidianas: saludos, sonrisas, amabilidad, alegrías de los pequeños, árboles que florecen, la lluvia, el viento, el sol, las nubes que pasan por el cielo, incluso las penas de las pérdidas vividas y añoradas, penas que también forman parte del patrimonio que vamos creando. Como dice C.S. Lewis en su libro Una pena en observación, “el sufrimiento de ahora tiene que ver con la felicidad de entonces”. Y es que lo que amamos y nos hace sentir vivos tiene su cara de felicidad y su cruz de pérdida. No hay otra. Y cuando se llega a la vejez, aún adquieren más sentido las pequeñas cosas, los momentos de paz con una misma, alguna palabra amable, un rayo de sol, el silencio de la noche, en resumen, la misma vida.