La vida de un misionero en Siberia

Alfa y Omega
Juan Luis Vázquez

Desde octubre hasta abril la temperatura media en Novosibirsk (Siberia) es de menos 40 grados, pero el padre Paolo Paganini, de la Fraternidad San Carlos Borromeo, coge a menudo el autobús o el tren para visitar a los fieles católicos de su misión. Son apenas 20.000, pero en ocasiones tiene que recorrer hasta cuatro horas para celebrar un funeral o presidir la Eucaristía.
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