En el último bastión cristiano frente al Estado Islámico

El Mundo
Francisco Carrión

El rugido de los cazas de combate golpea sin tregua el claustro del monasterio caldeo de la Virgen María. Es primera hora de la mañana y una leve lluvia cae sobre los rosales y arbustos que crecen en el patio del convento. A unos kilómetros, siguiendo la estela de los aviones, unas columnas de humo se elevan sobre el cielo encapotado en mitad de la llanura de Nínive.