Me costó asumirlo, pero tener un hijo con síndrome de Down me ha hecho más humano

El País
Francisco Rodríguez Criado

Unas veces es el escritor quien sale a la búsqueda de un buen tema literario y otras es la vida quien te lo impone. A las puertas de la paternidad nada hacía indicar que mi existencia fuera a experimentar un giro drástico. Intuía que ser padre de un niño normal –las pruebas médicas apuntaban en esa dirección– me iba a permitir, biberones y pañales aparte, seguir alimentando los afanes del día a día.

Me equivoqué.

Francisco nació en una clínica madrileña en las Navidades de 2013. Quizá por la conmoción de asistir por primera vez a un parto, o porque se lo llevaron rápidamente, solo recuerdo de ese momento crucial las palabras del anestesista: "¡Qué rubio es!". No iba a ser moreno, como yo había previsto. Nada, en realidad, salió como estaba previsto.