El método del cuerpo a cuerpo

José Francisco Serrano

Estuvo en Madrid Julián Carrón, Presidente Internacional de Comunión y Liberación. Y estuvo por aquí para presentar la biografía del fundador de este movimiento eclesial, -esto sí que es movimiento-, don Luigi Giussani. Un texto de más de mil páginas, es decir, para leer poco a poco y para digerir más poco a poco, que convendría tener muy en cuenta. Por muchas razones. Vayamos con algunas de ellas.

Como contó en la rueda de prensa Alberto Savorana, autor de la biografía titulada “Luigi Giussani. Su vida”, en un ocasión le consultó a Julián Carrón un tema del libro peliagudo. Imaginemos que fue cuando a Giussani actores eclesiales de Italia le mandaron al exilio americano. El sacerdote madrileño le dijo: “Publícalo todo, y siempre bien documentado. Porque si no lo publicas tú, vendrán otros que lo harán por ti”.

Hay que advertir que el libro de Savorana es una biografía en la que habla es biografiado y no el biografiador. Un ejercicio poco frecuente en este género. La clave de este volumen, y nunca mejor dicho, está en descubrir que estamos ante una vida que suscita un interés grande en muchas personas y muy distintas. Algunos nombres, Pier Paolo Pasolini, por ejemplo, o William Congdon. ¿Por qué?

Porque siempre afrontó las preguntas de sus interlocutores de forma directa, sin rebajarlas, sin minusvalorarlas. Si la pregunta es importante, si el hecho de formular la pregunta es decisivo, incluso en la dureza de su expresión, la respuesta no lo es menos.

Lo que está claro es que Comunión y Liberación, tan italiano en su ADN, como su fundador, nació fuera de las sacristías, fuera de los oratorios. Lo hizo en la realidad del mundo vida, por citar a Husserl, pensador no tan alejado de estos predios. Y ese valor no se le supone a todos.

Esta biografía es un libro que nace del cuerpo a cuerpo. De ahí la insistencia de Carrón por entroncar la vida y el espíritu de Giussani con los retos del Pontificado del Papa Francisco. Natural.

Es posible que la diferencia entre los primeros jóvenes con los que se encontró don Giussani y los de ahora sea abismal. Es posible. Pero entonces ya se percibían los primeros síntomas del virus de la debilidad antropológica que, ahora, se han agudizado. El cristianismo se explica viviéndolo, o como decía Julián Carrón en sus clases de Sagrada Escritura, el cristianismo se aprende por envidia.

Peor el libro de Alberto Savorana contiene una joya editorial para el presente cultual y religioso español, un capítulo sobre la llegada de don Giussani a España. Quizá por eso de que Carrón proceda de familia extremeña. Por primera vez, y de forma sistemática, se historia el aterrizaje de Comunión y Liberación en España.

Y con permiso de los protagonistas vivos, que los hay, y no son pocos, da la impresión que ese aterrizaje se hizo con dos alas, que no dos almas. Por un lado, ZYX, la HOAC de Tomás Malagón y de José Miguel Oriol, y de Carras. Y por otro el grupito de inquietos y andarines curas madrileños discípulos de don Francisco Golfín –por abreviar- y don Mariano Herranz. Es decir, el grupo que hacía de contrapeso a los de García-Gasco en el Seminario de Madrid. De ahí que se hable, en abundantes páginas, de “Nueva Tierra”. Un historia que habrá que seguir completando en el futuro.

Dos alas que se unen en el cuerpo de una inquietud: la de una renovación profunda de la experiencia cristiana, desde la dimensión social del cristianismo, pública –Oriol- y enraizada en la gran tradición creativa, estética, literaria, patrística de la Iglesia –Martínez, Carrón, Prades…-.

Dos dimensiones que siguen presentes en la realidad de Comunión y Liberación y que han sido capaces de generar nuevas formas, y de ofrecer una propuesta de sentido atractiva.

Para quienes repiten el mantra de que Comunión y Liberación es un movimiento conservador de la Iglesia, ahí van estas páginas. Convendría, además, que leyeran ese capítulo sobre España y que, si pueden, conversen con José Miguel Oriol, y le pregunten por su experiencia.

Don Giussani, y el cuerpo a cuerpo del Evangelio, de la gracia. Después de esto, me paso a la teología de la carne-cuerpo-“sarx”, porque de eso también se habla.