Examen de conciencia electoral

José Francisco Serrano

Las elecciones municipales y autonómicas, en perspectiva de generales, están a la vuelta de la esquina. Primer ejercicio de conciencia: votar. Segundo, ¿a quién votar?

“In illo tempora” era frecuente que los obispos, ante las elecciones generales, y en algún caso las autonómicas, emitieran un comunicado recordando las generales de la ley. Y quizá incidiendo en algún aspecto que, se suponía, determinaba el discernimiento moral en esa circunstancia.

En las últimas elecciones autonómicas andaluzas no ocurrió así. Y creo que por primera vez en mucho tiempo. No seré yo quien diga que así les va por esa región, porque estaría utilizando el “post hoc, ergo propter hoc” de la a argumentación clásica.

El movimiento Comunión y Liberación sí tiene la costumbre, muy italiana, por cierto, de hacer público un manifiesto con motivo de grandes acontecimientos. Ahora lo han hecho ante las elecciones autonómicas y municipales que se celebran en “un panorama confuso con muchas expectativas, pero también con muchos interrogantes”.

Primer dato que apunta el Manifiesto de Comunión y Liberación: “La crisis económica, institucional y social tiene también un componente antropológico. Un análisis de nuestra situación centrado únicamente en el factor de la economía tiene algo de miope. Detrás de la actual crisis, han recordado recientemente los obispos españoles, se esconde es una visión reduccionista del ser humano que lo considera como simple “homo oeconomicus”, capaz de producir y consumir (...). El hombre necesita mucho más que satisfacer sus necesidades primarias”. (Instrucción Pastoral “Iglesia, servidora de los pobres”, 23)”.

La conclusión es contundente: “Hace tiempo que en nuestro país se han marginado las cuestiones que atañen al significado de nuestra existencia, decisivas para afrontar los aspectos más importantes de la vida, como el afecto, el trabajo, la educación, la enfermedad o la muerte. Y se han acallado las propuestas de sentido que salen al encuentro de estas cuestiones”.

Tres criterios previos a la decisión de voto que conforman la propuesta de esta realidad eclesial fundada por Luigi Giussani, y explicados por él en 1976, y que pueden ayudar a nuestro examen de conciencia electoral. A saber:

1. El primer nivel de incidencia política es la misma existencia de la comunidad cristiana. En cuanto espacio real de libertad, la comunidad cristiana es “garante y promotora de democracia sustancial (...). La experiencia cristiana se convierte así en uno de los protagonistas de la vida civil, en constante diálogo con las demás fuerzas y presencias que la componen”.

2. “Una comunidad cristiana auténtica vive en constante relación con el resto de los hombres, cuyas necesidades y problemas comparte totalmente”. De aquí surge el segundo nivel de incidencia política: “Por la profunda experiencia fraternal que se desarrolla en ella, la comunidad cristiana tiende necesariamente a tener sus propias ideas y su propio método para afrontar los problemas comunes, tanto teóricos como prácticos, que puede ofrecer como específica colaboración al resto de la sociedad en la que vive”.

3. Se llega así al tercer nivel de incidencia, el de la “militancia política”: cuando se llega a este nivel “ya no es la comunidad en cuanto tal quien se compromete sino las personas, quienes, bajo su propia responsabilidad, aunque formadas en la vida concreta de la comunidad misma, se comprometen a buscar instrumentos adicionales de incidencia política, tanto teóricos como prácticos”.