«Yo también soy cristiano de Iraq»

La Razón
Fran Otero

Lo dicen las cifras y lo confirman los testimonios. Lo que está sucediendo a los cristianos en Oriente Medio, sobre todo en Irak y en Siria, es un genocidio. Al año mueren por causa de su fe unos 100.000 seguidores de Jesús, o lo que es lo mismo, uno cada cinco minutos; y según el último Informe de Libertad Religiosa de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), presentado hace poco más de un mes, tres de cada cuatro personas que son perseguidas en el mundo por causas religiosas son cristianos. Una situación que hasta el momento ha pasado desapercibida para los gobiernos de Occidente, que actúan en la zona como si fuera un gran tablero geoestratégico, y a pesar de que el Papa Francisco habla prácticamente cada semana sobre esta situación. Así de contundente se mostró durante su visita al Parlamento Europeo: «Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos». Y volvió a abordar la cuestión el pasado viernes, durante la audiencia con los obispos siro-antioquenos, en la que mostró su preocupación por el éxodo de cristianos que están despojando a un territorio histórico para el cristianismo: «Este movimiento de fieles hacia los países más seguros empobrece la presencia cristiana en el Medio Oriente, la tierra de los profetas, de los primeros predicadores del Evangelio, de los mártires y de muchos santos, cuna de los ermitaños y de la vida monástica».