Cardenal Pell: «Un lugar de libertad»

Quotidiano Meeting
Paolo Cavallo

Mucha curiosidad, muchas ganas de ver con sus propios ojos y de entender qué es lo que mueve a cientos de miles de personas, en gran parte jóvenes, para participar en un evento “extraño” como el Meeting de Rímini. Por no hablar de los voluntarios que pasan sus vacaciones ofreciendo un servicio de apoyo en esta semana de encuentros, presentaciones, espectáculos.
El cardenal George Pell, ex arzobispo de Sidney y prefecto de la Secretaría de Economía del Vaticano, tiene la mirada llena de estupor. Acaba de llegar hace pocas horas y se mueve desde un pabellón a otro, de un stand a otro. Atentos a los detalles más pequeños: la sonrisa de los voluntarios, la disponibilidad de la gente, las miles de personas que se amontonan a la entrada de los salones para seguir los encuentros.

Eminencia, ¿qué le ha traído al Meeting?
Siempre he oído hablar de él en términos importantes: una manifestación con tanta gente, con tantos encuentros y con una notable apertura al diálogo y a la confrontación con personalidades de distintos credos religiosos y posiciones políticas y culturales también muy distantes. No es que tuviera dudas, es que había crecido en mí el deseo de venir a verlo. Lo he hecho y el primer impacto ha superado todas las previsiones. Me ha impresionado una participación tan amplia, particularmente de los jóvenes. De gente con el rostro alegre, sereno. Familias, adultos, jóvenes. No es una situación que se repita normalmente y no puede pasar inadvertida.

El lema del Meeting es una afirmación muy querida para el Papa Francisco. ¿Qué piensa de este hilo conductor que une los encuentros, las exposiciones, los espacios de iniciativas culturales y también los espectáculos?
Aquí se razona sobre temas importantes, del verdadero sentido de la vida y del destino que acompaña al hombre hacia un fin que Dios quiere como un bien para todos nosotros. Temas, por tanto, que están en la base de nuestro ser cristianos, pero también de nuestro ser hombres, más allá del credo religioso o de la posición cultural. Se habla con profunda libertad y agudeza, con el deseo de construir una buena historia humana. Esta es una realidad connatural al Meeting.

Muchos encuentros están dedicados a Oriente Medio y a la persecución de los cristianos. ¿Qué siente ante una realidad que podemos definir como un verdadero martirio de nuestros hermanos?
Soy sincero: nunca habría pensado que llegaríamos a una situación como la que estamos viviendo en estos últimos meses. El drama de los cristianos perseguidos y asesinados a causa de su fe ofrece la oportunidad de hacer una reflexión profunda sobre nuestra experiencia, sobre nuestro ser hermanos de Jesús el Nazareno e hijos de Dios. El Meeting es un momento importante, profundo, y en ciertos aspectos, como su amplitud y su capacidad de convocatoria, absolutamente único, donde esta realidad puede ser reconocida y valorada en toda su plenitud.

Eminencia, ¿qué le contará al Papa sobre esta experiencia primera en el Meeting?
Cuando tenga oportunidad de encontrarme con el Santo Padre, le hablaré de este pueblo que desea seguir su reclamo para ser una Iglesia abierta, “en salida”, como ha escrito en su mensaje inaugural. Aquí hay gente que no solo está en búsqueda, sino que está deseosa de anunciar el Evangelio de Cristo al mundo.