Solidaridad a fuego lento

María Serrano

«Este tipo de iniciativas son un regalo, una maravilla. Si tengo la oportunidad, colaboraré siempre». David Muñoz acaba de coronarse con tres estrellas Michelin, pero ser un cocinero de referencia mundial no ha provocado que se olvide de los más pobres. Por eso, ayer no dudó en atarse el mandil y dar su tiempo, su disponibilidad y el arte de su talento para cocer a fuego lento una receta llena de solidaridad y buenos deseos navideños. Muñoz y otros siete de los mejores pinches de nuestro país se dieron cita anoche en el palacio del Negralejo, en Madrid, para cocinar una cena solidaria para 500 personas sin recursos. Se trata de «Te invito a cenar», una iniciativa promovida por distintas asociaciones sociales pertenecientes a la Compañía de las Obras, una organización que lleva desde 1998 promoviendo y tutelando la dignidad de las personas a través de obras sociales y empresas.

«Los chefs nunca decimos que no»
La Casa de San Antonio, Cesal, Familias para la Acogida, Banco de Solidaridad o la Casa de la Almudena fueron sólo algunas de las ONG y asociaciones que consiguieron que más de 400 voluntarios sirvieran, de forma gratuita, una exquisita cena navideña a familias sin recursos. «No se me ocurre nada mejor ni más bonito que hacer un domingo». Chema de Isidro lo tiene claro. Y es que este chef ya conoce lo que es cocinar de forma solidaria: «Colaboro con Cesal desde hace un tiempo: le doy clases de cocina a chavales en riesgo de exclusión social. Quiero que se enamoren de la profesión y que vean que es posible ganarse la vida cocinando. Siempre les digo que yo era un chico humilde, de barrio, y que he cumplido mi sueño». Chema está encantado con esta experiencia: «Doy tres cursos al año y es muy gratificante ver cómo salen de las peores situaciones y encuentran un trabajo. Son muy agradecidos». De Isidro afirma que nunca diría que no a iniciativas como la de «Te invito a cenar» porque «los cocineros somos así. Nunca decimos nos negamos, y menos a una idea tan preciosa». Algo que comparte Sergio Fernández, cocinero en «Las mañanas de la 1»: «Parto de la base de que creo firmemente que todos podemos dignificar con nuestro trabajo la vida de los demás. Por eso he dedicado un día a elaborar platos especiales con ingredientes sencillos y humildes como patatas, ajo, morcilla, cebollas... La hostelería es una profesión de sacrificio, de entrega y de estar pendiente de los demás». Sergio preparó unos crujientes de crema de morcilla con piñones y miel y confitura de tomate que hizo las delicias de los comensales: «Quiero sacar tiempo para hacer cosas como ésta. En crisis, todos podemos dar más de lo que pensamos».

Por el palacio del Negralejo corrían los platos de patatas riojanas, las fuentes de tartar de salmón, las boles de ensaladilla rusa con bogavante e incluso las cazuelas llenas de las lentejas estofadas con cigalas de David Muñoz, «lo más rico que he probado en mi vida», según uno de los invitados. El gallo con base de muselina de ajo y miel que cocinó Quim Casellas (una estrella Michelin por su restaurante Casamar) también maravilló a todos: «Quería traer un trocito de nuestro mar para colaborar con esta iniciativa maravillosa, que me tiene alucinado. Ha sido una sorpresa para mí ver a tanta gente dando su tiempo de forma altruista: es un regalo». La concursante de Master Chef Clara Villalón reforzó sus palabras: «Yo me enteré por mi cuenta de este proyecto y me pareció precioso, así que me ofrecí como cocinera. Quería colaborar porque pienso que todo el mundo tiene derecho a una buena Navidad, pero la realidad supera mi imaginación: ¡hay tanta gente ayudando, con tanta alegría...! Todo el mundo tiene una sonrisa».