Grandes chefs cocinarán para personas sin hogar

Ignacio Santa María

La noche del 22 de diciembre, David Muñoz no cocinará para los clientes de DiverXO, el establecimiento que regenta en Madrid y que acaba de ser distinguido con la tercera estrella de la Guía Michelin, sino para gente que no puede acudir ni a éste ni a ningún otro restaurante. Esa noche, sus comensales serán hombres y mujeres en situación de extrema necesidad, que viven en casas de acogida o en la calle, inmigrantes sin trabajo, víctimas del infierno de la droga, menores que cumplen condena en un centro de infractores...; en total, medio millar de personas que no podrían celebrar una cena de Navidad ni aunque quisieran.
La insólita cita, que lleva por nombre Te invito a cenar, tendrá lugar en el Palacio del Negralejo, en Rivas-Vaciamadrid, y ha sido ideada por varias ONG y asociaciones agrupadas en la Compañía de las Obras, que trabajan cada día acompañando y ayudando a personas que atraviesan graves dificultades.
«Nunca decimos que no a estas cosas -dice el chef de DiverXO-, porque nos parecen un regalo. Todo lo que sea ayudar a gente que haya tenido un devenir en la vida muy diferente al nuestro y, por consiguiente, tenga una situación actual complicada; todo lo que podamos hacer, lo haremos, y estaremos encantados de hacerlo».
Muñoz no habla sólo por él, sino también por otros de los mejores cocineros de España, que lo acompañarán ese día: Quim Casellas, chef de Casamar (una estrella Michelin); Ricard Camarena, chef de R.C. (una estrella Michelin); Sergio Fernández, cocinero de Las mañanas de la 1; Juan Pozuelo, del Grupo Raza Nostra; el maestro de cocina Chema de Isidro; y Carles Mampel, repostero y dueño de Bubo.
La cena será posible también gracias al apoyo de unos 300 voluntarios, que trabajarán en la cocina y servirán las mesas. Además, durante la velada, habrá actuaciones musicales en directo y un coro cantará villancicos. Los organizadores han puesto en marcha la web Teinvitoacenar.org, en la que también se pueden hacer donativos que ayudarán a sufragar algunos de los gastos que comporta un evento de esta magnitud.
En la iniciativa participan la asociación Banco de Solidaridad, que lleva alimentos a unas 300 familias en situación de pobreza; los voluntarios de Bocatas, que acuden cada viernes a la Cañada Real para servir comida caliente a los toxicómanos; la asociación Alto Tajo, que visita todos los fines de semana a los internos de un centro de menores infractores; la ONG Cesal, que atiende a jóvenes en riesgo de exclusión social a través del Centro de Participación e Integración de Inmigrantes (CEPI); la Casa de San Antonio, que proporciona un hogar a personas sin techo; la asociación Familias para la Acogida; y la Casa de la Almudena, que acoge a menores tutelados en un entorno familiar.
César Senra, uno de los impulsores de la propuesta, explica cuál es el objetivo de Te invito a cenar: «Queremos compartir con toda la gente a la que ayudamos ese momento especial, y que sea también algo visible a los ojos de la ciudad. Por eso, queremos que sea una iniciativa pública. Cuantas más entidades y más gente se impliquen, mejor».

La ternura de Cristo
Por su parte, Manuel Eusebio, responsable del Banco de Solidaridad, señala cuál fue la chispa que inspiró la iniciativa: «El Papa Francisco dijo, hace unos meses, que su única preocupación es que cada hombre, en cualquier situación en que se encuentre, pueda experimentar la ternura de Cristo. Provocados por esta frase, hemos organizado la cena, para poder decir a todos: Ven conmigo a compartir la necesidad del otro y experimentar esta ternura de Cristo».
Por eso, Eusebio recalca: «No se trata de una cena benéfica para recaudar fondos con el fin de seguir con la actividad. Se trata de compartir con toda esta gente la celebración de la Navidad, y hacerlo de la mejor manera posible».
Y ¿cuál es la razón de poner tan alto el listón? ¿No sería suficiente con una cena sencilla y austera? El Presidente del Banco de Solidaridad responde: «Tratamos de hacer extensiva a estas personas la cena que haríamos con nuestra propia familia, o con amigos, o compañeros del trabajo. Así que tratamos de hacerlo de la manera más digna posible. Lo que queremos que perciba cada uno de ellos es que ese amigo que todos los meses lleva a su casa una caja con alimentos le invita a cenar a un sitio muy bonito con comida que él normalmente no come. Y es algo gratuito. No tiene ninguna otra pretensión que el querer hacer llegar a los otros esta gratuidad que vivimos».
En cuanto a la participación de los prestigiosos cocineros, Senra señala que no es una ocurrencia espontánea, pues ya existe una relación fluida con ellos a raíz de su participación en un curso de cocina, que el CEPI organiza para jóvenes inmigrantes.