La simiente de la eternidad

ABC
José Luis Restán

Con la sencillez y la transparencia de quien sabe como el apóstol, de Quién se ha fiado, Benedicto XVI ha vuelto a romper los cálculos y los esquemas. El Papa que no ha temido dirigirse a las plateas más selectas del mundo secularizado y que se ha medido con las preguntas más oscuras del hombre contemporáneo, ha confesado con una sencillez que desarma no tener ya las fuerzas necesarias para ejercer adecuadamente el ministerio de sucesor de San Pedro.