Hacer la comprar para quien lo necesita es un gesto de gratitud

Giorgio Vittadini*

En estos tiempos de crisis, se habla mucho y con razón de voluntariado. Que en momentos en que la vida se hace difícil e incierta quede un ímpetu altruista, no sólo individual sino colectivo, es un hecho enormemente positivo, que testimonia la humanidad y vitalidad de la sociedad italiana. «Ama al prójimo como a ti mismo», recita el Evangelio, con una fórmula que aún hoy, dos mil años después, puede ser interpretada de un modo equívoco (por ejemplo, según una cierta concepción voluntarista-buenista en boga), como si amarse a uno mismo fuera egoísmo. «Amor, que a nadie amado amar perdona», el amor, que obliga a quien es amado a amar a su vez, recita Dante hablando de Paolo y Francesca en el canto V del Infierno de su Divina Comedia. Lo que vale para el amor entre hombre y mujer vale también para la naturaleza última de cada hombre en su relación con todo. Resulta mucho más difícil que un niño que haya crecido sin el afecto familiar sea capaz de desarrollar una afectividad equilibrada. Sólo un hombre que se perciba amado y querido sabrá amar y querer al otro de un modo profundo y continuo.

Para un cristiano esto tiene un valor radical porque se reconoce querido y amado por Dios sin condiciones: caridad es don de sí conmovido del Creador hacia toda persona, antes de cualquier gesto del hombre hacia sus semejantes, como señalaba siempre don Luigi Giussani a sus chicos, implicados en tantas iniciativas de caridad. Dios que se hace hombre se dona a sí mismo en un acto de caridad suprema. Entonces la caridad y los gestos de caridad con un reflejo de este ser queridos por Otro que constituye la raíz profunda de uno mismo. Y cuando más ama uno esta raíz profunda de sí, más capaz será de amar a los demás de un modo concreto. San Martín al regalar su manto, San Francisco al besar al leproso, don Bosco entre los pequeños marginados de la periferia de Turín, don Orione entre los afectados por el terremoto de Messina, don Gnocchi al abrazar a los mutilados, la Madre Teresa de Calcuta con los moribundos, expresan una caridad que es fruto de un vínculo profundo con el amor de que cada uno de ellos son objeto.

Pero esto es lo que sucede también con el altruismo laico más verdadero: uno se mueve más sinceramente hacia los demás si es objeto de afecto y si ha aprendido a sentir afecto hacia su propia naturaleza como exigencia insaciable de belleza, justicia y verdad. Así, de forma natural, uno tiende a unirse a redes sociales donde esta naturaleza nuestra es sostenida y valorada. El significado de la décimosexta Jornada Nacional de Recogida de Alimentos en Italia (organizada por la Fundación Banco de Alimentos el 24 de noviembre) está contenido aquí: comprar para los pobres como expresión de la gratitud por estar en el mundo, por ser queridos, por ser generados por un amor, sea el que sea. El gesto, sencillísimo, expresa ese ímpetu radical de hacerse compañeros de los demás, algo que ninguna crisis podrá eliminar. Y esto se convierte en una esperanza nueva para todos, y una energía nueva para la reconstrucción necesaria en todos los ámbitos.

*Presidente de la Fondazione per la Sussidiarietà