En Líbano como mensajero de paz

L'Osservatore Romano

El Pontífice va a Líbano como «mensajero de paz» y las crecientes tensiones que incluso hoy recorren dramáticamente toda la región de Oriente Medio, «lejos de desanimarlo, han hecho todavía más urgente su deseo» de realizar este viaje. En la víspera de la salida de Benedicto XVI el cardenal Tarcisio Bertone ofrece la clave de lectura del viaje papal, definiéndolo «una invitación a todos los responsables de Oriente Medio y de la comunidad internacional a comprometerse con una voluntad firme para encontrar soluciones justas y duraderas para la región».
En una entrevista concedida al diario francés «Le Figaro» y publicada en el número de hoy, 13 de septiembre, el secretario de Estado recuerda que para el Pontífice la promoción de los derechos humanos, primero de todos el de la libertad religiosa, «es la estrategia más eficaz para construir el bien común». Y reafirma la posición «clara y nítida» de la Iglesia ante toda forma de violencia, que —afirma— «conduce sólo a nuevas violencias» y «hiere para siempre los cuerpos, pero también las almas». En este sentido, el Papa, en Líbano, «quiere ser una voz profética y una voz moral», invitando «a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a hacer que la religión no sea un motivo de guerra y de división».

Según el purpurado, Oriente Medio hoy «debe mucho a la presencia cristiana», que contribuye «a la edificación de una sociedad libre, justa y reconciliada». Por ello, la Iglesia tiende al islam «una mano abierta como signo de diálogo y de reconciliación», consciente de que la clave es «trabajar juntos para hacer de esta región una nueva cuna de civilización, de cultura y de paz». Convicción expresada también en estas horas por el primer ministro libanés Najib Miqati, que en una entrevista a «Aki - Adnkronos International» manifiesta la confianza en que la visita del Pontífice a un país «punto de encuentro y de interacción entre las civilizaciones y las culturas» signifique «el comienzo de una auténtica colaboración entre los pueblos de todos los países de Oriente Medio».

También para el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso el Papa encontrará en Líbano una nación con deseos de «ser protagonista en un deseado proceso de paz y de reconciliación». Certeza compartida por el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, que habla de un país «que ha sabido creer en el “entendimiento posible”, sin ceder nunca a la fragilidad de los resultados y dando crédito, más bien, a la pertenencia compartida a una “tierra” que viene de las manos de Dios y por él bendecida como casa acogedora para todos». Por su parte, el nuncio apostólico, arzobispo Gabriele Caccia, subraya las múltiples dimensiones del viaje papal —«eclesial, social, nacional, regional y también internacional»—, mientras que el patriarca de Antioquía de los maronitas, Béchara Raï, reafirma la importancia del diálogo, del respeto mutuo y de la solidaridad para construir juntos «la ciudad de los hombres».

(publicado en L'Osservatore Romano)