Un mujer después del bombardeo de una parroquia greco-ortodoxa en Gaza (foto Ansa-Dpa/Mohammad Abu Elsebah)

«Imploramos la paz»

CL se adhiere a la jornada de oración, ayuno y penitencia del 27 de octubre, convocada por el Papa. Las comunidades del movimiento están invitadas a participar en las actividades propuestas en sus parroquias y diócesis

El papa Francisco ha convocado para el viernes 27 de octubre una jornada mundial de oración, ayuno y penitencia «para implorar sobre nuestros días la paz, la paz en este mundo. Pido a todas las Iglesias particulares que participen, preparando iniciativas similares que involucren al Pueblo de Dios», tal como anunció el pontífice en la audiencia general del 18 de octubre. El movimiento se adhiere al llamamiento del Santo Padre; las comunidades de CL están invitadas a participar e involucrarse en las iniciativas que se propongan en parroquias y diócesis. «Preocupa la posible prolongación del conflicto –añadió el Papa– mientras en el mundo ya hay muchos frentes de guerra abiertos. ¡Callen las armas! ¡Que se escuche el grito de paz de los pueblos, de la gente, de los niños! Hermanos y hermanas, la guerra no resuelve ningún problema, solo siembra muerte y destrucción, aumenta el odio y multiplica la venganza. La guerra cancela el futuro. Exhorto a los creyentes a tomar en este conflicto una sola parte: la de la paz; pero no de palabra, con la oración, con la dedicación total».

Para profundizar en las razones de la jornada del 27 de octubre, invitamos a leer la carta que ha escrito a su diócesis el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén.

La jornada del viernes 27 da continuidad a la del martes 17 de octubre, convocada por el propio Pizzaballa, invitando a la oración, el ayuno y la penitencia por la paz y la reconciliación tras el estallido de la guerra entre Hamás e Israel. Comunión y Liberación también se adhirió a esa propuesta. «Expresando nuestra cercanía conmovida por tantas personas inocentes que están viviendo momentos de inmenso dolor y de muerte, y sin olvidar la responsabilidad del agresor –declaró Davide Prosperi, presidente de la Fraternidad de CL–, nos sentimos aún más provocados para tomar conciencia de que el hombre no es capaz de salvarse por sí solo, y que solo Dios puede donar la verdadera paz». Y añadía: «Anclados en el amor infinito que Cristo, que nació precisamente en esa tierra que hoy sufre tanto, ha donado a todo ser humano como camino hacia su cumplimiento, a Él ofrecemos en la oración nuestro pequeño pero necesario intento por construir lugares de diálogo y de fraternidad, como nos pide Francisco».