El papa Francisco durante el encuentro con las autoridades en Budapest (Vatican Media/Catholic Press Photo)

PAPA FRANCISCO: «Es esencial volver a encontrar el alma europea»

La guerra en la cercana Ucrania, la acogida de los emigrantes, el valor de la vida. Tres temas sobre los que el Pontífice construyó su viaje a Hungría, en el corazón del Viejo Continente. Aquí, el discurso a las autoridades a su llegada a Budapest.
Papa Francisco

El viaje del Papa Francisco a Budapest estuvo cargado de reclamos para la vieja y cansada Europa. La guerra en la cercana Ucrania, la acogida de migrantes, el valor de la vida: sobre estos temas, todos enunciados ya en el primer discurso en suelo húngaro -el pronunciado con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático el viernes 28 de abril-, el Pontífice fue muy claro. «La pasión por la política comunitaria y por la multilateralidad parece un bonito recuerdo del pasado», dijo: «parece que asistiéramos al triste ocaso del sueño coral de paz, mientras los solistas de la guerra se imponen (...) Es esencial volver a encontrar el alma europea». Y citando a uno de los padres fundadores de la Europa unida, el francés Robert Schumann, Francisco se preguntó: «Me pregunto, pensando también en la martirizada Ucrania, ¿dónde están los esfuerzos creadores de paz?».
Otro tema en el que insistió el Papa es el de las «colonizaciones ideológicas» y el derecho a la vida. Europa, dijo, no debe ser «rehén de las partes, volviéndose presa de populismos autorreferenciales», pero tampoco debe convertirse en una «realidad fluida, o gaseosa, en una especie de supranacionalismo abstracto, que no tiene en cuenta la vida de los pueblos. Este es el camino nefasto de las “colonizaciones ideológicas”, que eliminan las diferencias —como en el caso de la denominada cultura de la ideología de género—, o anteponen a la realidad de la vida conceptos reductivos de libertad, por ejemplo, presumiendo como conquista un insensato “derecho al aborto”, que es siempre una trágica derrota».
Por último, refiriéndose a la «historia de santidad» de Hungría y a la propia Constitución magiar, Francisco recordó no solo al primer ministro Viktor Orbán sino a todo el continente, que «pensando en Cristo presente en tantos hermanos y hermanas desesperados que huyen de los conflictos, la pobreza y los cambios climáticos, necesitamos afrontar el problema sin excusas ni dilaciones. Es un tema que debemos afrontar juntos, comunitariamente, porque en el contexto en que vivimos, las consecuencias, tarde o temprano, repercutirán sobre todos. Por eso es urgente, como Europa, trabajar por vías seguras y legales, con mecanismos compartidos frente a un desafío de época que no se podrá detener rechazándolo, sino que debe acogerse para preparar un futuro que, si no lo hacemos juntos, no llegará. Esto requiere en primera línea a quienes siguen a Jesús y quieren imitar el ejemplo de los testigos del Evangelio». (Stefano Filippi)



A continuación, el texto del primer discurso pronunciado por el Papa en su viaje de tres días a Hungría. Budapest, antiguo monasterio carmelita. Viernes 28 de abril de 2023

Señora Presidenta de la República,
señor Primer Ministro,
distinguidos miembros del gobierno y del Cuerpo diplomático,
ilustres autoridades y representantes de la sociedad civil,
señoras y señores:


Los saludo cordialmente y agradezco a la señora Presidenta la acogida y también sus amables y profundas palabras. La política nace de la ciudad, de la polis, de la pasión concreta por vivir juntos garantizando derechos y respetando deberes. Pocas ciudades nos ayudan a reflexionar sobre esto como Budapest, que no es sólo una capital señorial y vivaz, sino un lugar central en la historia. Habiendo sido testigo de cambios significativos a lo largo de los siglos, está llamada a ser protagonista del presente y del futuro. Aquí, como escribió uno de sus grandes poetas, «se abrazan las suaves olas del Danubio, que es pasado, presente y futuro» (A. József, Al Danubio). Quisiera pues compartir algunas ideas inspirándome en Budapest como ciudad de historia, ciudad de puentes y ciudad de santos.

1. Ciudad de historia. Esta capital tiene orígenes antiguos, como atestiguan los restos de época céltica y romana. Sin embargo, su esplendor nos lleva a la modernidad, cuando fue capital del Imperio austro-húngaro, durante el periodo de paz conocido como belle époque, que se extendió desde los años de su fundación hasta la primera guerra mundial. Nacida en tiempo de paz, ha conocido conflictos dolorosos; no sólo invasiones de tiempos lejanos sino, en el siglo pasado, violencia y opresión provocadas por las dictaduras nacista y comunista —¿cómo olvidar el año 1956? Y, durante la segunda guerra mundial, la deportación de cientos de miles de habitantes, con el resto de la población de origen judío encerrada en el gueto y sometida a numerosas atrocidades. En ese contexto hubo muchos justos valientes —pienso, por ejemplo, en el Nuncio Angelo Rotta—, mucha resiliencia y un gran esfuerzo en la reconstrucción, de modo que hoy Budapest es una de las ciudades europeas con el mayor porcentaje de población judía, centro de un país que conoce el valor de la libertad y que, después de haber pagado un alto precio a las dictaduras, lleva en sí la misión de custodiar el tesoro de la democracia y el sueño de la paz.

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