Papa Francisco durante el congreso (Foto Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida)

«Para que la Iglesia viva como verdadero pueblo»

“Pastores y fieles llamados a caminar juntos”. El Congreso organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, dirigido también a los delegados de los movimientos y asociaciones. Las palabras del Papa y del cardenal Farrell

Existe una «responsabilidad que brota del Bautismo y que nos une a todos». Y hay una «necesidad de una formación adecuada para que esta corresponsabilidad se viva efectivamente». Estas son las palabras del Cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, al presentar el Congreso Internacional "Pastores y fieles laicos llamados a caminar juntos", que se inauguró el 16 de febrero en Roma y en la que participaron durante tres días más de 200 pastores y laicos de Comisiones Episcopales para los Laicos y delegados de Asociaciones Internacionales de Fieles, procedentes de 20 países.

De la Fraternidad de CL participaron el Vicepresidente Cesare Pozzoli, y de los Memores Domini, el Delegado Papal Especial, Monseñor Filippo Santoro, que intervino en los debates plenarios. «En la Iglesia, los laicos deben ser sujetos activos», explicó Farrell: «Todos están llamados a aportar su contribución original a la vida y a la misión de la Iglesia, todos están llamados a pensar por sí mismos y a hacer fructificar sus carismas originales».

Una Iglesia "pueblo", por tanto, como subrayó el Papa Francisco en su discurso de clausura de la conferencia: «El camino que Dios está indicando a la Iglesia es precisamente el de vivir de manera más intensa y concreta la comunión, y caminar juntos. La invita a superar los modos de obrar autónomos o como las vías paralelas del tren, que nunca se encuentran: el clero separado de los laicos, los consagrados separados del clero y de los fieles, la fe intelectual de algunas élites separada de la fe popular, la Curia romana separada de las Iglesias particulares, los obispos separados de los sacerdotes, los jóvenes separados de los ancianos, los matrimonios y las familias poco implicadas en la vida de las comunidades, los movimientos carismáticos separados de las parroquias, por citar sólo algunos. Esta es la tentación más grave en este momento. Todavía queda mucho camino por recorrer para que la Iglesia viva como un cuerpo, como verdadero Pueblo, unido por la única fe en Cristo Salvador, animado por el mismo Espíritu santificador y orientado a la misma misión de anunciar el amor misericordioso de Dios Padre.»

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Las palabras del Papa Francisco

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