Eminencia Reverendísima, junto a sus amigos de Comunión y Liberación, encomiendo a la Virgen de San Luca todos sus desvelos ante la tarea que el Santo Padre le ha confiado en favor del santo pueblo de Dios que vive en Italia y de nuestros hermanos los hombres que esperan –aun de manera inconsciente– encontrarse con Aquel que es la única fuente de esperanza fiable en estos tiempos tan turbulentos.
Nosotros queremos caminar con usted, colaborando con la materialidad de nuestra existencia en la misión de la Iglesia, y hablar con todos y a todos para que nadie quede excluido del abrazo de Cristo, Vida de la vida.
Mientras rezamos por usted invocando la intercesión de don Giussani, en este momento de transición en nuestra historia le ruego que pida a la Virgen por nosotros para que nos conceda una asunción cada vez más consciente de nuestra responsabilidad personal del carisma que hemos recibido, tal como nos pide la Iglesia en este momento.