Monseñor Oscar Cantoni

«Un hombre verdaderamente eclesial»

Las palabras de monseñor Oscar Cantoni, obispo de Como, en su homilía durante la misa por el centenario del nacimiento de don Giussani. En el Duomo de Como, Basílica de la Santissima Annunziata, 21 de febrero de 2022
Oscar Cantoni

Se ha convertido en cita tradicional la de reunirnos aquí cada año en memoria de don Giussani. La celebración eucarística de esta noche asume, sin embargo, un significado muy especial ya que queremos recordar con alegría los cien años del nacimiento de don Giussani, que vivió su vida entera al servicio total de Dios, de la Iglesia y de muchos amigos que han vivido a la luz de su testimonio y de su enseñanza.
Se ha cumplido lo que señalaba Pablo VI, que «el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio» (Evangelii Nuntiandi, 41).

La figura de don Giussani y su enseñanza sigue siendo atractiva hoy porque es indudable la fascinación, siempre viva y ardiente, que cultivó por el Señor Jesús, a través del cual nuestra historia personal adquiere un sentido completo. Don Giussani ha subrayado constantemente que Cristo, revelador del Padre, no es una idea sino una presencia real, audible, visible, tocable, dentro de un fenómeno histórico que es la Iglesia, una propuesta tan sugerente que se puede tomar en serio.

«Cristo es la vida de mi vida», solía decir, y esta afirmación la hizo totalmente experimentable y fecunda, y sería precioso que cada uno de nosotros pudiera constatarla, verdadera y humildemente, a lo largo de su existencia. Y añadía: «Cristo se ha metido en mi vida, mi vida se ha metido en Cristo, justamente para que yo aprendiese a comprender que Él es el punto neurálgico de todo. En Él se resume todo lo que yo quisiera, todo lo que busco, todo lo que sacrifico».

De ahí nace la figura de un hombre atraído y conquistado por Cristo, y por tanto una persona no centrada en sí misma, un fundador que no vivió para sí mismo, defendiéndose y promocionando su movimiento, sino que dio la vida con gusto y con pasión por la obra de Otro, un hombre verdaderamente eclesial, cuyas obras, como recuerda Santiago en la primera lectura, toman su inspiración en la mansedumbre y sabiduría juntas.

Por eso consideramos a don Giussani como un gran don de Dios para la Iglesia de hoy, tan necesitada de personas con una mirada profética, que sepan utilizar el Evangelio para el hombre de hoy, cuyas respuestas son capaces de satisfacer profundamente las exigencias del corazón y lo llenan de alegría.

Esta noche recordamos también los 40 años de fundación de la Fraternidad. Que todos sus miembros hagan del amor a Cristo la medida y el fin de todas sus acciones. Que puedan afrontarlo todo según la mentalidad de Cristo y actuar en todas las circunstancias según su pensamiento.

Volviendo al Evangelio que hemos proclamado, nosotros también nos sentimiento como los primeros discípulos que conocieron a Jesús, que le preguntaban en privado por qué no podían ahuyentar a los demonios, es decir, afrontar el mal que se contrapone contra el Reino de Dios.

A pesar de nuestro empeño apostólico, dentro de la sociedad en que vivimos, fruto del común sacerdocio bautismal, podemos experimentar que prevalece el mal, el vacío, la nada, tanta resistencia a la obra y la gracia, y nuestros esfuerzos parecen vanos, y no dan el fruto deseado.
Que el Señor nos mantenga humildes, confiados, no en nosotros mismos ni en nuestras obras sino constantemente arraigados en Él, que ha vencido toda resistencia solo con la fuerza del amor.
Que nuestra perseverancia en la oración asidua y cotidiana, fruto de nuestra fe, que nace como reconocimiento de la razón, nos permita avanzar en el camino de la vida, agradecidos al Señor que multiplica el bien que hacemos y lo difunde en beneficio de todos, aun sin nosotros saberlo.

La nostra perseveranza nella preghiera assidua e quotidiana, frutto della nostra fede, che nasce come riconoscimento della ragione, ci permetta di avanzare nel cammino della vita, grati al Signore che moltiplica il bene che compiamo e lo diffonde a beneficio di tanti, anche a nostra insaputa.