La destrucción en Chuguev tras los bombardeos rusos, en la región de Jarkov, al este de Ucrania (Foto Justin Yau/Sipa USA/Mondadori Portfolio)

Ucrania. El 2 de marzo, Jornada de ayuno por la paz

El llamamiento del Papa convocando una Jornada de ayuno para el Miércoles de Ceniza. Y la declaración del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, después de la invasión

El llamamiento del papa Francisco

Tengo un gran dolor en mi corazón por el empeoramiento de la situación en Ucrania. A pesar de los esfuerzos diplomáticos de las últimas semanas, se están abriendo escenarios cada vez más alarmantes. Como yo, tanta gente de todo el mundo siente angustia y preocupación. Una vez más la paz de todos se ve amenazada por intereses partidistas. Quisiera hacer un llamamiento a los responsables políticos para que hagan un serio examen de conciencia ante Dios, que es Dios de la paz y no de la guerra; que es el Padre de todos, no solo de algunos, que quiere que seamos hermanos y no enemigos. Ruego a todas las partes implicadas que se abstengan de llevar a cabo cualquier acción que pueda causar aún más sufrimiento a las poblaciones, desestabilizando la convivencia entre las naciones y desacreditando el derecho internacional.

Y quisiera hacer un llamamiento a todos, creyentes y no creyentes. Jesús nos ha enseñado que a la insensatez diabólica de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno. Invito a todos a hacer del próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, una Jornada de ayuno por la paz. Animo de forma especial a los creyentes para que en ese día se dediquen intensamente a la oración y al ayuno. Que la Reina de la paz preserve al mundo de la locura de la guerra.

La declaración del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano, después de la invasión

Ante la evolución actual de la crisis en Ucrania, resultan aún más claras y urgentes las palabras que el Santo Padre Francisco pronunciaba ayer al término de la Audiencia general. El Papa expresó su «gran dolor», «angustia y preocupación». En invitó a todas las partes implicadas a «que se abstengan de toda acción que provoque aún más sufrimiento a las poblaciones, desestabilizando la convivencia entre las naciones y desacreditando el derecho internacional». Este llamamiento adquiere una urgencia dramática tras el comienzo de las operaciones militares rusas en territorio ucraniano. Lamentablemente, el trágico escenario que todos temían se está haciendo realidad. Pero aún hay tiempo para la buena voluntad, aún hay espacio para negociar, aún hay sitio para el ejercicio de una sabiduría que impida el predominio de los intereses partidistas, tutele las aspiraciones legítimas de cada uno y ahorre al mundo la locura y los horrores de la guerra. Que nosotros, los creyentes, no perdamos la esperanza de que haya un destello de conciencia en aquellos que tienen en sus manos el destino del mundo. Sigamos rezando y ayunando –lo haremos el próximo Miércoles de Ceniza– por la paz en Ucrania y en el mundo entero.