Carrón: «Vivir la fe con sencillez e inteligencia»

Mensaje por las ordenaciones en la Fraternidad San Carlos. «En un momento tan delicado para la vida del mundo, de la Iglesia y del movimiento, vuestro “sí” pone ante los ojos de todos la misteriosa potencia del método de Dios»
Julián Carrón

A don Francesco Babbi, don Tommaso Badiani, don Stefano Peruzzo, don Simone Valentini, don Stefano Zamagni
A Dennis Bensiek, Filippo Pellini, Gabriele Saccani


Queridos amigos:

En el día en que vais a ser aferrados e identificados para siempre con Cristo nuestro Señor en cada fibra de vuestro ser por la gracia de la Ordenación sacerdotal y diaconal, participo de vuestra alegría y quiero expresaros, en nombre de todo el movimiento, mi gratitud, que extiendo a vuestros Superiores, a vuestros hermanos, familiares y amigos.

En un momento tan delicado para la vida del mundo, de la Iglesia y del propio movimiento, vuestro «sí» pone ante los ojos de todos nosotros la misteriosa e irreductible potencia del método de Dios, que demuestra de manera discreta, casi oculta, Su señorío sobre la historia, identificándose con algo particular, dentro del tiempo y del espacio, para convertirlo en testigo de su Presencia, generador de una humanidad distinta y atrayente.

La historia de cada uno de vosotros está marcada para siempre por el encuentro con el carisma de don Giussani y con la vida del movimiento. Lo que os deseo y pido encarecidamente es que en vuestra pertenencia a la Fraternidad de San Carlos, en las circunstancias de la misión que se os confía, sepáis vivir con sencillez e inteligencia creativa la fe, es decir, la «obediencia de corazón a la forma de enseñanza» a la que Cristo os ha «confiado». Para cada uno de nosotros, esa forma es la realidad histórica del carisma de don Giussani, no solo como referencia espiritual que nos alcanza desde hace ya mucho tiempo, sino como ímpetu de vida que nos alcanza hoy en el camino guiado del movimiento dentro y para el pueblo santo de Dios que es la Iglesia, a través de las diversas pruebas que el Señor permite para nuestro crecimiento y maduración.

Encomendando vuestro comienzo a la protección de la Virgen y de san José, os pido que os acordéis de mí y de todos los amigos de Comunión y Liberación al ofrecer vuestras primeras SS. Misas.