El cardenal Serafim Fernandes de Araújo

El amigo de don Giussani en Belo Horizonte

Ha muerto a los 95 años el cardenal Serafim Fernandes de Araújo. Acompañó la presencia del movimiento en Brasil desde los primeros años sesenta. Dijo del fundador de CL: «Todo lo hacía pasar a través de ese diamante que es Cristo»

El cardenal Serafim Fernandes de Araújo, arzobispo emérito de Belo Horizonte, murió el 8 de octubre de 2019, a los 95 años de edad.
Dom Serafim fue amigo de don Giussani y del movimiento desde principios de los años sesenta, cuando, siendo un joven obispo auxiliar y rector de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Belo Horizonte, acompañaba a las primeras experiencias de presencia misionera en la archidiócesis.

Fue especialmente significativa la solícita paternidad con que trataba a los sacerdotes. Empezando por Pigi Bernareggi, a quien confió la parroquia de Todos los Santos y el cuidado de la pastoral de las favelas. Después a Virgilio Resi, que recibió, además de varios encargos parroquiales, la responsabilidad como rector del seminario, de la pastoral universitaria y, por último, del santuario de Nossa Senhora da Piedade. Nombró a Giovanni Vecchio auxiliar en la formación de los seminaristas y profesor de la PUC.

En varias ocasiones expresó su estima y valoración del carisma de los laicos de CL, solicitando su testimonio y participación en la tarea evangelizadora. Sirvan como ejemplo sus palabras con motivo de la muerte de don Giussani: «Todas las veces que he visto a don Giussani, todas las veces que he leído sus textos, tenía la imagen de alguien que tiene un diamante maravilloso, de no sé cuántos quilates, mediante el cual lograba llegar a todos. ¿Cuál era ese diamante? Don Giussani todo lo hacía pasar a través de Cristo: lo que era justo, lo que era equivocado, cada persona, la historia del mundo, todo pasaba a través de este diamante que es Cristo mismo. ¡Y eso vale también para vosotros! El misterio de la comunión era verdad para don Giussani: todo era por Cristo, con Cristo y en Cristo».

En su comentario a propósito del reconocimiento de la Fraternidad de CL por parte de la Santa Sede, decía: «Para mí, este es un momento propicio para expresar mi estima por don Giussani y por este movimiento. No lo digo por daros el gusto. Percibo que hay mucha consistencia en vosotros, que sabéis dónde pisar, y eso me da una gran alegría y tranquilidad. Aquí tenemos una gran familia de sacerdotes y laicos, que es una de las cosas más bonitas que han florecido en nuestra diócesis durante estos años: personas que viven una verdadera fraternidad».

Damos gracias al Señor por la presencia paternal y acogedora de Dom Serafim entre nosotros, y le recordamos en nuestras oraciones.
La comunidad de CL en Brasil