A los queridos Marek Mikulastik y Francesco Montini; y a Riccardo Aletti, Pietro Paiusco, Nicola Robotti, Luis Javier Rosales y Andrea Sidoti

Queridos amigos:
En mi nombre, y en el de todo el movimiento de Comunión y Liberación, quiero expresaros mi agradecimiento y mi cercanía llena de afecto en este día decisivo de vuestra vida en el que, por la imposición de las manos del querido mons. Paolo Pezzi, arzobispo de la Madre de Dios en Moscú, recibiréis la ordenación sacerdotal y diaconal.

Con vuestro «sí» generoso, total y definitivo hacéis presente ante la Iglesia y ante el mundo entero a Cristo resucitado que, como ha escrito el papa Francisco en la Exhortación Apostólica Christus vivit, «nos quiere hacer partícipes de la novedad de su resurrección. Él es la verdadera juventud de un mundo envejecido, y también es la juventud de un universo que espera con “dolores de parto” (Rm 8,22) ser revestido con su luz y con su vida» (n. 32).

Doy las gracias a vuestros padres y a los amigos que os han acompañado hasta hoy, y también a vuestros superiores, de forma especial a Paolo Sottopietra, al que manifiesto nuevamente mi felicitación por su reciente reelección como Superior General de la Fraternidad de San Carlos.

Revestidos de la luz y de la vida de Cristo, podréis llevar al mundo con fidelidad, frescura y creatividad la belleza del carisma de don Giussani, colaborando con la vida del movimiento para acrecentar la esperanza de nuestros hermanos los hombres.

Un fuerte abrazo a cada uno de vosotros.