El Papa Francisco en Abu Dabi

Patton: «Esperemos que el mensaje de Abu Dabi se extienda por toda la región»

Un viaje que actualiza la lección de san Francisco en su visita al Sultán. La importancia del documento firmado con el imán de Al Azhar, la misa celebrada en público… El Custodio de Tierra Santa comenta la visita del Papa a los Emiratos Árabes
Luca Fiore

El padre Francesco Patton es el Custodio de Tierra Santa, la provincia franciscana que engloba, aparte de Israel y Palestina, también a Egipto, Siria, Líbano y Jordania. Ha vivido la visita del Papa a los Emiratos Árabes Unidos desde Italia, visitando a los monjes del convento de La Verna (Arezzo). Lo que ha visto tiene mucho que ver con su misión y con su vocación. «Lo que ha pasado en Abu Dabi tiene un significado tanto simbólico como práctico. Simbólico porque reclama sobre todo al encuentro entre san Francisco y el Sultán en Damieta, Egipto, hace exactamente 800 años». En aquel momento, en plena Quinta Cruzada, tiene su origen la presencia franciscana en Oriente Medio. Allí los frailes están llamados a custodiar la presencia cristiana en esas tierras, pero también obligados a convivir con el pueblo musulmán.

¿De qué es símbolo el encuentro entre san Francisco y el Sultán entonces y la presencia del Papa hoy en Abu Dabi?
Nos muestran que el encuentro es posible, que son posibles el diálogo y la colaboración pacífica entre cristianos y musulmanes. El discurso del papa Francisco ha sido una intervención de gran espesor en este sentido, pues ha puesto en evidencia la necesidad de que las religiones se expresen siempre de manera pacífica, que no se use el nombre de Dios para justificar la violencia sea del tipo que sea. No se puede dar por descontado, en un momento en que muchos proponen el choque de civilizaciones como paradigma para relacionarse. Pero también hay otro aspecto del valor simbólico que tiene lo que ha sucedido.

¿Cuál?
Tiene una importancia enorme el hecho de que, por primera vez, los fieles cristianos han podido manifestar pública y solemnemente su fe mediante la celebración eucarística que tuvo lugar en el estadio de Abu Dabi. Se trata de un reconocimiento inédito, por parte de un Estado del Golfo, de la relevancia pública del cristianismo. Aquí el nivel simbólico coincide con el práctico. Significa que algo se está moviendo en esos países en dirección hacia una mayor tolerancia de nuestra presencia. No sabemos qué pasará en el futuro, pero seguro que lo que ha sucedido constituye un precedente, y no solo por lo que se refiere a los Emiratos Árabes Unidos.

Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa

¿En qué sentido?
Sabemos que en toda la Península arábiga están presentes más de tres millones de católicos. Muchos de ellos solo desean participar en la misa dominical. Si Abu Dabi es la sede del Vicariato de Arabia del Sur, que comprende, aparte de los Emiratos también Omán y Yemen, en Baréin está la del Vicariato del Norte, que se extiende a Kuwait, Qatar y Arabia Saudita. Esperemos que lo que ha pasado en Abu Dabi pueda tener efectos positivos en el resto de la región. Que el mundo haya podido ver el abrazo entre el Papa y el Gran Imán de Al-Azhar es sin duda una señal muy importante que no puede tener más que efectos positivos.

Pero no es la primera vez que Bergoglio se encuentra con Al Tayyab.
Pero es la primera vez que se encuentran en territorio de la Península arábiga, que podemos considerar como la “Tierra santa” del islam.

¿Por qué es tan importante?
Si Arabia tiene un valor simbólico como el que para nosotros los cristianos puede tener el territorio de Israel y Palestina, Al Azhar desde el punto de vista de la elaboración teológica y magisterial suní tiene el valor que tiene para nosotros el Vaticano. El islam suní es el mayoritario. Hay que darse cuenta de que el mensaje que se ha dado al mundo musulmán en esta ocasión es tan importante como el que se ha dado al mundo occidental. Si las máximas autoridades del islam suní van en una dirección, significa que en cierto modo se han dado cuenta de lo devastador y terrible que es el uso de la violencia en nombre del islam. Pensemos en las consecuencias de las guerras de los últimos 15-20 años en términos de víctimas y refugiados.

¿Qué novedades aporta el documento que han firmado?
El núcleo es la declaración conjunta del rechazo al uso de la violencia en nombre de Dios. Esto es realmente muy importante porque, si bien es connatural al cristianismo, por parte musulmana es un paso hacia delante. El islam, mucho más que el cristianismo en el pasado, ha teorizado la necesidad del uso de la violencia, incluso en tiempos recientes.

El Gran Imán ha hablado de la necesidad de un nuevo enfoque en la interpretación del Corán.
Porque es uno de los principales problemas. Hace falta que los credos hagan una interpretación pacífica de sus propios textos sagrados. Como ha hecho la Iglesia católica con los pasajes “violentos” del Antiguo y Nuevo Testamento.

¿El Nuevo también?
«El fuego comprobará la calidad de la obra de cada cual», dice san Pablo en su primera carta a los corintios. Y en la Edad Media eso se utilizó para justificar prácticas violentas. Ya no lo hacemos porque hemos aprendido a contextualizar bien las palabras en el momento y lugar en que fueron escritas. Hoy sabemos que la Revelación tiene como sujeto a Dios mismo, pero se comunica a través de personas concretas, en un tiempo concreto, dentro de una cultura concreta.



Y esto en el islam aún no está claro.
Basta mirar el modo en que se usa la palabra yihad. Para algunos, como los líderes del Estado islámico, es la guerra santa violenta. Para otros es la batalla interior que cada uno debe librar para llegar a observar la voluntad de Dios. Entre los dos enfoques hay un abismo y tenemos que intentar favorecer el segundo de todas las formas posibles.

¿Cómo han vivido en Tierra Santa la noticia del encuentro de Abu Dabi?
Al conocer la noticia, la primera sensación fue de gratitud. Pensé que se trataba de un evento providencial, en el 800º aniversario del encuentro de san Francisco y el Sultán. Justo la semana anterior empezamos en nuestra escuela católica un trabajo con alumnos cristianos y musulmanes sobre la posibilidad de construir juntos el bien común. Me parece que los chicos han trabajado realmente bien, y otros directores de escuela quieren replicar esta experiencia, pues entienden que el diálogo y el encuentro son necesarios. La alternativa es seguir adelante con estereotipos y prejuicios que generan primero violencia verbal y luego física.

Algunos dicen que san Francisco fue a ver al Sultán para que se convirtiera, no para dialogar con él…
Cuidado, para reconstruir el relato histórico no solo existen las fuentes hagiográficas propias de la orden franciscana. Hay otros dos textos que podríamos definir como más "laicos" y cuentan el hecho de manera distinta. Pero hay un texto escrito por san Francisco de su puño y letra, incluido en la Regla no bulada, que dice: «Los hermanos que van entre los infieles pueden comportarse espiritualmente entre ellos de dos modos. Uno, que no promuevan disputas y controversias, sino que se sometan a toda criatura por Dios y confiesen que son cristianos. Otro, que cuando les parezca que agrada al Señor, anuncien la palabra de Dios para que crean en Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo». Me llama la atención eso de “que no promuevan disputas y controversias”. El intento de convertir es “cuando les parezca que agrada al Señor”. Desde hace ochocientos años estas palabras guían la presencia franciscana en los países musulmanes.

Usted también se encuentra con autoridades musulmanas. ¿Cuánto importa la relación personal?
El 80 por ciento es la relación que se establece a nivel humano. El resto son los propios contenidos. Nosotros no nos dedicamos al encuentro entre religiones sino entre personas de religiones distintas. Pienso en un episodio sucedido en Jericó, donde tenemos una pequeña parroquia y una escuela con el 94 por ciento de alumnos musulmanes. Surgieron algunas dificultades y nuestro párroco fue a conocer y hablar con el imán local. Y decidieron salir a pasear juntos por las calles de la ciudad para mostrar a todos que era posible una relación de amistad. Desde entonces el imán participa en nuestros gestos públicos en la ciudad.

¿Por qué puede decir que no se trata solo de diplomacia?
Las relaciones personales con los cristianos animan a los musulmanes a releer en el Corán los pasajes donde se habla de Jesús y de la Virgen. Sin duda, desde el punto de vista dogmático no se corresponden con lo que nosotros creemos, pero es una ayuda para conocer lo que su religión valora la relación con los cristianos. Le pongo otro ejemplo en un contexto mucho más dramático. En la región siria de Idlib, hay dos hermanos que siguen a los pocos centenares de cristianos que quedan en dos pueblos controlados por Jabhat al Nusra, que es una evolución de Al Qaeda. La pasada navidad el imán de uno de esos dos pueblos reprochó a los yihadistas diciendo: «Mirad a estos pobres cristianos, les habéis quitado sus casas, sus campos, sus coches. Y ellos, a pesar de todo eso, se están comportando mejor que vosotros. Dejadlos estar». Esto quiere decir que la vida de esos cristianos ha transmitido algo. Han tenido el valor de testimoniar de modo verdadero y fuerte la esencia del cristianismo, que es una fe que actúa a través de la caridad y que mantiene viva la esperanza en Cristo. Si no fuera así, ya se habrían ido hace tiempo.