Aunemos esfuerzos como ciudadanos fieles por el bien común

La declaración del presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el arzobispo Joseph E. Kurtz, a propósito de la elección de Donald Trump como presidente norteamericano.
Joseph E. Kurtz

El pueblo estadounidense ha tomado su decisión sobre el próximo presidente de los Estados Unidos, miembros del Congreso así como funcionarios estatales y locales. Felicito al señor Donald Trump y a todos los elegidos. Ahora es el momento de avanzar hacia la responsabilidad de gobernar por el bien común de todos los ciudadanos. No nos veamos unos a otros a la luz divisiva de demócratas o republicanos o de cualquier otro partido político, sino más bien veamos el rostro de Cristo en nuestro prójimo, especialmente los que sufren o aquellos con quienes podemos estar en desacuerdo.

Nosotros, como ciudadanos y como nuestros representantes elegidos, haríamos bien en recordar las palabras del Papa Francisco cuando se dirigió al Congreso de los Estados Unidos el año pasado: «Toda actividad política debe servir y promover el bien de la persona humana y estar fundada en el respeto de su dignidad». Millones de estadounidenses que están luchando por encontrar oportunidades económicas para sus familias han votado para ser escuchados. Nuestra respuesta debe ser simple: escucharlos. La responsabilidad de ayudar a fortalecer las familias corresponde a cada uno de nosotros.

La Conferencia de Obispos espera trabajar con el presidente electo Donald Trump para proteger la vida humana desde su comienzo más vulnerable hasta su fin natural. Abogaremos por políticas que ofrezcan oportunidades a todas las personas, de todas las creencias religiosas, en todos los ámbitos de la vida. Somos firmes en nuestra resolución de que nuestros hermanos y hermanas que son migrantes y refugiados pueden ser acogidos humanamente sin sacrificar nuestra seguridad. Llamaremos la atención sobre la violenta persecución que amenaza a nuestros hermanos cristianos y personas de otras creencias religiosas en todo el mundo, especialmente en el Medio Oriente. Y buscaremos el compromiso de la nueva administración con la libertad religiosa dentro del país, asegurando que las personas de fe sigamos siendo libres de proclamar y moldear nuestras vidas alrededor de la verdad sobre el hombre y la mujer, y el vínculo único del matrimonio que ellos pueden formar.

Cada elección trae un nuevo comienzo. Algunos pueden preguntarse si el país puede reconciliarse, trabajar todos juntos y cumplir la promesa de una unión más perfecta. A través de la esperanza que Cristo ofrece, creo que Dios nos dará la fortaleza para curar y unir.

Oremos por los líderes en la vida pública para que puedan asumir las responsabilidades que se les han confiado con gracia y valentía. Y que todos nosotros, como católicos, nos ayudemos mutuamente a ser testigos fieles y gozosos del amor curativo de Jesús.