Monseñor Chibly Langlois.

Un cardenal «en las periferias del mundo»

Fiammetta Cappellini

Una novedad absolutamente inesperada sorprendió a Haití el 12 de enero de 2014. Era el día del aniversario del terremoto que cuatro años atrás destruyó casi por completo la capital, Puerto Príncipe. Un día de memoria y dolor, un día de luto. Desde hace cuatro años, puntualmente, el pueblo haitiano vive este día como una jornada fatigosa, con la mente llena de recuerdos e imágenes dramáticas, pensando en aquel día que cambió para siempre la vida de cada uno, y en el largo periodo que entonces dio comienzo, antes de que la vida empezara a recuperar un cierto aspecto de vaga normalidad. Aunque nunca nada volvió a ser como antes.

El aniversario del terremoto siempre será un día difícil. Pero esta vez ha habido una novedad que nos ha llamado la atención y nos ha sacado en cierta medida de los pensamientos negativos sobre el pasado.
En el Angelus, el Papa anunció por sorpresa el nombre de los nuevos cardenales. Entre ellos, inesperadamente, un haitiano. El actual presidente de la Conferencia Episcopal Haitiana y obispo de la diócesis de Les Cayes, monseñor Chibly Langlois. Nadie en Haití se lo esperaba, y todos, indistintamente, nos hemos alegrado. Justo el día del aniversario, Haití cuenta con su primer cardenal. ¿Una casualidad, una coincidencia? ¿O un signo concreto de esperanza? La noticia se difundió rápidamente, y por fin nuestro día más triste se iluminó con un pensamiento positivo.

Unas semanas después, con motivo de una visita de los compañeros de Milán, el equipo de AVSI pudo tener un encuentro con el nuevo cardenal, como se suele hacer siempre cuando una misión visita la diócesis. Pero esta vez él se encontraba en la ciudad, así que nos desplazamos hasta allí para cenar con él. La cita fue en un hotel situado en las colinas de Puerto Príncipe. Le esperábamos con cierta ansiedad, en una calurosa noche caribeña que nos regalaba un poco de brisa. Desde Milán habían venido Giampaolo Silvestri, secretario general de AVSI, y Andrea Bianchessi, y desde AVIS USA se nos había unido Ezio Castelli. De Haití, asistimos Stefano Scotti y yo, junto a nuestra compañera Sherline Duplan.
El cardenal llegó sin acompañante ni secretario, saludó con amabilidad a los que le paraban al pasar y tuvo una palabra gentil para todos: es alguien que vive entre la gente, que tiene la costumbre de estar en medio de su pueblo.
Todos le reconocían y le miraban con admiración y respeto, el personal del restaurante nos proporcionó rápidamente una mesa apartada y por fin pudimos presentarle nuestras felicitaciones.

Inmediatamente nos dijo que él había sido el primero en quedar sorprendido por el anuncio del Papa: «Tuve que consultar la web de la Santa Sede para asegurarme de que era verdad», nos confesó. Ordenado sacerdote hace casi 25 años, monseñor Langlois es obispo desde hace una década. Desde 2011 guía a los obispos del país. Le conocimos el mismo año que llegó a Les Cayes, donde AVSI trabaja desde hace más de 15 años en colaboración con la Universidad Católica Notre Dame, sosteniendo una empresa agrícola experimental y proporcionando formación técnica a los agricultores. Monseñor Langlois es una persona que escucha y que desea conocer, que mira la realidad con la inteligencia de la fe y con un gran sentido práctico.

Desde principios de enero de 2014, asumió también un papel importante en el diálogo político haitiano, como mediador en el conflicto entre el Parlamento y el Gobierno. Una situación que nos afecta desde hace más de un año, por la que el Gobierno no ha podido alcanzar un acuerdo sobre cuestiones importantes que tienen que ver con el desarrollo del país. Las elecciones se posponen continuamente desde hace más de 18 meses y el pais entero subre las duras consecuencias de esta situación. Monseñor Langlois, como presidente de la Conferencia Episcopal, propuso a la Iglesia como mediadora super partes. Una propuesta valiente, de la que ha nacido un diálogo constructivo que nos permite esperar una solución positiva en un periodo de tiempo razonable: «Queremos implicar a todos los sectores. Es una gran responsabilidad, debido a los intereses particulares que les dividen. Estos intereses ciegan a las personas, lo sabemos. Pero también sabemos que es posible encontrar soluciones a nuestros problemas en un diálogo constructivo. El obispo está llamado a ser accesible para todos, sin distinción. Si la política divide, el obispo no debe seguir ese camino, pues debe ser un elemento de unión». Con estas palabras, monseñor Langlois puso de manifiesto que lleva en el corazón esta misión para el bien de todos.

Durante la cena aprovechamos para preguntarle por el Papa, que pronto celebrará su primer año de pontificado: «En un momento particular para la Iglesia y para el mundo entero, este nuevo Papa ha sabido ser una persona que da mensajes positivos. También con su elección de los nuevos cardenales: ha elegido a peronas que están en las periferias del mundo». También comentó la Evangelii Gaudium: «Retomando el discurso de Aparecida, el Papa ha invitado a sus fieles a ser capaces de expresar la alegría que llevamos dentro, que emerge de la fe, en las cosas cotidianas. Esta es la verdadera comunicación: ir al encuentro de la gente, ir en busca de la gente. No estar esperando en nuestras iglesias a que vengan las personas, sino salir a su encuentro, ir allí donde ellos están».