El Papa Francesco en el encuentro con la USG.

«¡Despierten al mundo!»

Antonio Spadaro

Cuando el Papa Francisco habla sin texto y dialoga, su pensamiento tiene un ritmo a “olas” progresivas que deben ser seguidas con cuidado porque se nutre de la relación viva con sus interlocutores. Quien toma nota debe prestar atención, no sólo a los contenidos, sino a la dinámica de relación que se crea. Así ocurrió en el diálogo que el Santo Padre concedió a la Unión de Superiores Generales (USG) de los Institutos religiosos masculinos al final de su 82ª Asamblea General. Sentado en medio de ellos, tomé nota del diálogo. Aquí intentaré expresar, dentro de lo posible, la riqueza de los contenidos, manteniendo el tono del diálogo vivo y espontáneo que duró tres horas. A la mitad hubo un intervalo de media hora en el cual el Papa se detuvo a saludar personalmente a los Superiores Generales, también tomando un mate en un clima de relajación distensión.
En realidad, los Superiores habían pedido solamente un breve encuentro de saludo, pero el Pontífice quiso dedicar al diálogo toda la mañana. Decidió no pronunciar ningún discurso, y a su vez, no escuchar discursos preparados: quiso un diálogo franco y libre, hecho de preguntas y respuestas.
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