La nueva evangelización vista desde Egipto

Oasis
Meriem Senous

Entrevista a S.E. Mons. William Samaan Kyrillos, obispo de Asyut para los copto-católicos.

¿Cuál es su valoración del Sínodo?
Uno de los puntos centrales que todos comparten es que antes de hablar de evangelización, debemos ser evangelizados nosotros mismos. Significa que los evangelizadores necesitan, a su vez, ser evangelizados. Por tanto, nos hemos apelado a la conversión, a la humildad, a la penitencia y a la oración para poder evangelizar. Se han afrontado varios temas concernientes a la evangelización y a aquellos a quienes se dirige. Se ha hecho hincapié más bien en el valor de una evangelización renovada: lo que se debe renovar es el estilo, los medios y los métodos. La evangelización tiene como único objeto Jesucristo como persona viva.

¿Cómo se traduce en la práctica la evangelización renovada?
Es preciso recuperar el entusiasmo de la primera evangelización. El entusiasmo de Pentecostés. El fuego de Pentecostés debe hacer que ardan nuestros corazones, para abrirnos con valentía y alegría, y debemos recobrar el entusiasmo de la primera evangelización.

¿Qué espera de este Sínodo, en particular como obispo oriental?
Esperamos mucho. Esperamos un despertar y un examen de conciencia para nosotros, a fin de concebir un estilo nuevo para desempeñar el ministerio. También se ha hablado mucho de las relaciones con nuestros hermanos musulmanes y del modo como evangelizarlos. Sólo es posible hacerlo en el plano teórico. En mi intervención cité varias veces las actividades que se proponen en la iglesia y son numerosos los no cristianos que participan y frecuentan nuestras escuelas, nuestros ambulatorios, el trabajo de desarrollo y de promoción humana. Se puede hacer visible a Cristo mediante nuestras acciones, nuestro amor, nuestra apertura, nuestro respeto por los demás que redescubren nuestra dignidad. Muchas personas estiman estas actividades sociales que la Iglesia Católica lleva a cabo. Incluso algunos nos han dicho: “Vosotros hacéis actividades que sobrepasan vuestras dimensiones”. Nosotros, los católicos, no somos demasiados, pero la Iglesia está muy presente y muy activa a través de sus escuelas, ambulatorios y las obras de caridad. Nuestras obras están abiertas a todos sin distinción, numerosos musulmanes participan en ellas y estiman mucho lo que hacemos. Deseamos construir puentes con nuestros hermanos musulmanes. Para nosotros lo importante es ser testigos de Jesucristo en nuestro mundo. Algunos extremistas nos dicen: “¡Marchaos! ¡Podéis obtener fácilmente el visado para ir a Europa, a América, iros y dejad el país!”. Nosotros respondemos así: “Este es nuestro país y aquí debemos quedarnos, porque tenemos una misión que cumplir, somos la sal de la tierra, somos la luz y el futuro del mundo. Nosotros somos los testigos de Cristo, los artesanos de la paz y la reconciliación, los sembradores de la civilización del amor”.

¿Cómo vivirá la comunidad copta este Año de la fe?
Antes de ir al Sínodo, el Consejo Pastoral ?compuesto por todos los representantes de las diócesis del Egipto copto católico y de todas las otras Iglesias católicas de Egipto, de los laicos, de los sacerdotes y los representantes de religiosos y religiosas? organizó un encuentro de reflexión de tres días, especialmente sobre la Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente. Dedicaremos el Año de la fe a la Sagrada Escritura como fuente de la fe. Nos concentraremos particularmente en la distribución de la Biblia y en su lectura en familia. Cada día un breve pasaje. Para los jóvenes organizaremos seminarios sobre la Biblia, a fin de introducirlos en la fe adulta. Yo siempre digo que debemos dar el paso de la fe heredada de nuestros padres a la fe personal. De este modo los jóvenes creerán porque están convencidos. No ya una fe heredada por tradición, sino una fe vivida.