Los obispos anglicanos reunidos en Canterbury.

«¿Quién mantendrá unida nuestra Iglesia anglicana?»

Elena Fabrizi

El nombre del sucesor de Rowan Williams al frente del arzobispado de Canterbury se dará a conocer, con toda probabilidad, a finales de mes. Después de que el actual primado de la Iglesia anglicada comunicara el pasado mes de marzo que presentaría su dimisión a finales de diciembre, se abrieron paso las especulaciones sobre su sucesión. La decisión corresponde a la Crown Nominations Commission (CNC), un órgano compuesto por obispos, miembros del clero y un consultor elegido por Downing Street. La comisión ofrece dos nombres (un candidato principal y otro alternativo al primer ministro, y éste se los llevará a la reina, quien sólo tiene que suscribir una decisión ya tomada.
El arzobispo de Canterbury es el primero entre los obispos anglicanos, primus inter pares. Es la guía de la Iglesia pero, como les gusta señalar a los ingleses, no es infalible. Es el “capellán de la nación” y preside los principales eventos nacionales, como la coronación del soberano y los matrimonios reales.
El cambio de guía sucede en un momento delicado para la Iglesia anglicana y son muchos los que consideran que el gran reto será “sencillamente” evitar un cisma entre los distintos ánimos eclesiales. En los últimos años, de hecho, el ala conservadora, los llamados anglo-católicos, y los liberales se han enfrentado duramente en aspectos como el matrimonio gay y la ordenación de mujeres obispo. «La cuestión principal es si hay alguien capaz de mantener unida a la Iglesia», ha declarado a la BBC el reverendo Peter Broadbent, obispo de Willesden: «Porque este es el objetivo en cualquier caso»
El arzobispo de Canterbury es el obispo más importante de toda la comunidad anglicana mundial, es Primado de treinta diócesis en la provincia de Canterbury y debe encargarse de establecer y desarrollar el diálogo entre los distintos grupos religiosos. «Es como hacer cinco trabajos en uno», añade Broadbent: «Lo razonable sería separar estas responsabilidades y que el sucesor de Williams pudiera preguntar: “¿Qué tengo que dejar de hacer? ¿Qué es lo más urgente?”. Tendrá que luchar contra los burócratas que quieren que este papel permanezca inmutable, pero el mejor servicio que el futuro arzobispo de Canterbury podría hacerse a sí mismo y a sus sucesores sería el de cambiar las reglas del juego».
La elección no será fácil en ningún caso, tal como ha afirmado el portavoz de la Iglesia anglicana: «Este proceso implica muchas consultas, analizar el papel del arzobispo y los desafíos que tiene que afrontar, además de las consideraciones “orantes” de los candidatos y su calidad personal. Pero el trabajo de la comisión debe ser necesariamente reservado».
Otro límite será la edad. El nuevo arzobispo de Canterbury tendrá que presidir en 2018 la Conferencia de Lambeth, el encuentro decenal de os obispos de la Comunión anglicana, por lo que resultaría «altamente improbable» la elección de un candidato que supere el umbral de la edad de jubilación. Lo que permitiría sacar fuera a algunos de los favoritos: el obispo de Leicester, el reverendo Tim Stevens y el obispo de Londres, el doctor Richard Chartres, que tienen respectivamente 65 y 64 años. Surgen dudas sobre el obispo de Liverpool, de 64 años, el reverendo James Jones, al que los corredores de apuestas sitúan en el quinto puesto de la lista de “papables”. El obisop de Carlisle, James Newcome, y el obispo de Gloucester, Michael Perham, han sido elegidos para presidir la Crown Nomination Commission, lo que les excluye automáticamente de la lista de candidatos. Otro favorito es el arzobispo de York, el ugandés John Sentamu. Como primado de Inglaterra, es el segundo obispo más importante de la Iglesia anglicana, y su decisión de no formar parte de la CNC indica sus intenciones de jugar sus cartas en la carrera hacia la cátedra de Thomas Becket.
Cualquiera que sea el futuro arzobispo de Canterbury, necesitará el apoyo de los demás obispos, como señala el obispo Broadbent: «Espero que los obispos y la Iglesia entera sigan a quien resulte elegido, recen por él y trabajen a su lado en la difícil tarea a la que será llamado».