Un momento del encuentro en Cuenca.

De gusto en gusto

Juan Luis Barge

Setenta personas que entre ellos se tratan como amigos de toda la vida. Reunidos en la ciudad de Cuenca en un sábado de septiembre. Vienen de Fuenlabrada, Móstoles, Parla, Madrid, Alcalá de Henares, Mallorca, Córdoba, Cuenca y con ellos hay también más amigos que vienen de Italia. Desde Ferrara a Siracusa, de Forlí a Foggia… Se encuentran allí respondiendo a la convocatoria que han hecho las «Iniciativas de Ayuda al Estudio y Tiempo Libre» de Fuenlabrada (Scholé) y de Cuenca (Mambrè). Con una pregunta desafiante: ¿Podemos educar hoy?
Dos ponencias y una docena de testimonios para poner en común el trabajo que en distintas partes de España e Italia se viene desarrollando para ayudar y acompañar a chicos y chicas adolescentes que por abandono, variopintas circunstancias familiares, o simplemente porque necesitan ayuda o porque quieren estudiar juntos entre amigos y acompañados. Una jornada de trabajo y amistad para afirmar que sí, que se puede educar hoy. Y los testimonios así nos lo mostraron
Una jornada llena de sorpresas y conmoción. Sí. Porque es un espectáculo para los ojos y el corazón ir descubriendo de nuevo, testimonio tras testimonio, pregunta tras pregunta, que la necesidad del ser humano es la misma sea donde sea, viva donde viva, tenga las circunstancias que tenga. En este caso hablamos de adolescentes. ¿Pero qué tienen en común un chaval de 15 años de Mallorca, con una chica de Fuenlabrada, o un “ragazzo” de Siracusa? No es una teoría, es la experiencia cotidiana con ellos y compartida entre los adultos que nos pone delante la realidad de una necesidad común, de un corazón que vibra ante las mismas cosas, y que necesita encontrar las mismas razones que le digan que la vida vale la pena de verdad. Y esto haciendo los deberes, preparando un examen, recuperando esa asignatura atragantada, o reenganchándose de nuevo a la Escuela.
Y más espectacular todavía es que, ante las mismas carencias y necesidades, las respuestas dadas desde sitios tan distintos con condicionantes distintos e historias personales distintas, se asemejan todas en lo fundamental. ¡También el corazón de los adultos vibra igual, sea de donde sea, delante de la necesidad!
Esta es la experiencia hecha en esta jornada de trabajo. Una familiaridad reconocida juntos, una familiaridad en las necesidades detectadas, una familiaridad en las respuestas “inventadas”. Que no son una invención sino la obediencia a una historia, la respuesta a los distintos encuentros que cada uno ha hecho en su vida. Que es la familiaridad de un camino de amistad que acomuna a personas de lugares distintos con una experiencia común: que dando nuestro tiempo gratuitamente para la necesidad de estos chicos, nuestras personas crecen, que lo que hacemos juntos construye gratuitamente nuestra vida en el bien, la belleza y la verdad.
Una propuesta para responder a la necesidad de los adolescentes que responde en primer lugar a la necesidad del adulto que se la juega en primera persona, junto a otros. Y que responde abundantemente como los distintos testimonios nos han hecho ver. ¡Qué diferencia cuando uno encuentra los chicos comprometiendo con ellos toda su libertad a cuando lo hace por “profesión”! Y esto vale en la escuela y fuera de la escuela, en lo escolar y en lo extraescolar.
Un patrimonio por descubrir y disfrutar. Una historia de amistad, una red de relaciones, chicos, educadores, familias, donde se da el milagro de la unidad. Una obra (de Otro) de comunión. Donde este intento que hacemos con los chicos es siempre, en el fondo, inadecuado, siempre necesitado de corrección. Por eso hacemos esto juntos. Por eso nos juntamos en una jornada como esta pasada en Cuenca. Para experimentar un gusto en las distintas iniciativas que llevamos a cabo que llena nuestra vida más allá de nuestros intentos y nuestras limitaciones. Para caminar de gusto en gusto. ¡Qué fortuna tenemos!
No resolvemos los problemas de estos chicos. Los distintos testimonios daban acto de ello. Pero para muchos de ellos ha sido la ocasión de descubrir posibilidades nunca antes imaginadas. Cuando uno encuentra a alguien apasionado por la propia vida entonces él puede también percibir su vida con pasión. Y esto abre el horizonte de una vida hasta entonces percibida angosta.
La jornada acabó con un paseo por la hermosa ciudad de Cuenca que nuestros amigos tuvieron la caridad de enseñarnos, para terminar con una degustación de gastronomía local. Satisfechos y agradecidos por la amistad que une nuestras vidas y acompaña nuestras distintas tareas.
Al final de la jornada todos estábamos seguros de una cosa: que nosotros estamos en nuestras vidas tan necesitados como los chicos y chicas que encontramos en nuestras distintas Iniciativas de Ayuda al Estudio. Pero nosotros somos conscientes de ser amados hasta el fondo. Estamos con estos chicos, seguros y confiados de que se puede educar, para que ellos alcancen la misma certeza, para que sean conscientes de ello. De ser amados con Amor Eterno. ¡Qué gusto!