Cuando alguien nos entiende de verdad

PATERNIDAD. A veces, lo que sucede nos resulta incómodo y nos cuesta fijarnos en lo que pasa realmente. Pero, para una madre y su hijo basta un atisbo de verdad para levantar la mirada
Andrés Bello

“Para reconocer a Jesús lo primero de todo es darnos cuenta vivamente de nuestras experiencias, mirar con simpatía lo humano que hay en nosotros”, leo el texto de la clase de 2º B de la ESO. Ricardo es un chico inteligente y nervioso; levanta la mano inmediatamente para intervenir: “Profe, yo no pude venir a clase la semana pasada porque se murió mi tía”. Le pregunto cómo está. Empieza a contar delante de los compañeros la tristeza que tiene, la desgana para todo, el desánimo; habla de la relación con su tía, una segunda madre para él.

Otro alumno salta intempestivamente para reprochar a Ricardo que cuente esas cosas en público. Se nota que le está tocando lo que cuenta Ricardo. “Fijaos cómo nos cuesta pararnos en las cosas que realmente nos suceden, nos resultan incómodas, incluso para los que nos escuchan”, comento yo. “Hay toda una censura que soportamos y ante la que cedemos, que nos impide mirar con simpatía nuestra propia humanidad”. Por esto los primeros discípulos se pegaron a Jesús, porque Él les entendía, y les explicaba lo que les pasaba o les acompañaba para que ellos lo entendieran por sí solos. Sus experiencias eran comprendidas totalmente.

Al día siguiente, me avisan de que hay una madre esperando para hablar conmigo. Es la madre de Ricardo. Yo me temo cualquier cosa. Pero la madre de Ricardo viene a darme las gracias: “Estoy preocupada por mi hijo, he pensado en llevarlo a un psicólogo, está sufriendo por la muerte de su tía y no quiere hablar de lo que le sucede”. Cuando volvió ayer del instituto, noté que algo había cambiado, y que venía más contento. Me dijo lo que había sucedido en su clase”. Le pregunto a la madre: “¿Qué le dijo usted a su hijo cuando murió su tía?” Me responde: “Qué tiene que aceptarlo”. “¿Ve usted – le dije – por qué su hijo no quiere hablar de lo que le pasa? Porque no encuentra una respuesta a la pérdida de su tía. Señora, su hijo necesita lo mismo que usted y que yo, la certeza de que la vida es buena, tiene un destino bueno. Esto es lo que ha empezado a intuir, por eso salió de clase más contento”.