Bernhard Scholz (Foto Meeting Rimini)

Hacia el Meeting. En busca de lo esencial

Una economía al servicio del bien común, el desafío educativo y cultural, los testimonios de quien busca la paz a pesar de los conflictos. Bernhard Scholz ilustra la edición 2024
Maria Acqua Simi

«Si no perseguimos lo esencial, entonces ¿qué perseguimos?». Esta pregunta dramática y potente, que se incluye en un diálogo de la novela El pasajero de Cormac McCarthy, contiene todo el vértigo que se siente al afrontar las preguntas más profundas de la vida. De ella arranca la edición 2024 del Meeting de Rímini por la amistad entre los pueblos. Hablamos con Bernhard Scholz, presidente del Meeting desde 2020, para tratar de entender cómo y en qué rostros puede encarnarse esta búsqueda que afecta a todos los ámbitos de la existencia, desde la economía hasta la educación, de la guerra a los desafíos culturales o la urgencia de entrar en diálogo. Así ha sido nuestra conversación.

¿De dónde nace el lema del Meeting y por qué esta urgencia por volver a lo esencial?
En este periodo de «cambio de época», como lo llama el papa Francisco, con todas sus transformaciones culturales, sociales y políticas, con múltiples incógnitas y una conflictividad creciente a nivel global, nos parecía útil aprovechar esta provocadora pregunta del escritor americano Cormac McCarthy sobre lo “esencial”. Es una invitación a no huir de las provocaciones de la vida ni refugiarse en la resignación o la indiferencia, la ideología o la violencia. Es una invitación a descubrir y redescubrir esa esencia que nos permite afrontar la realidad tal como se presenta. Eso no implica una reducción al mínimo necesario, sino afrontar la vida con libertad y responsabilidad, una vida plena, una vida social fecunda y solidaria. Ciertamente, para los cristianos esa esencia coincide con el reconocimiento de la presencia de Dios como significado de cada cosa y del destino de cada hombre. La fe nos permite vivir la realidad que se nos da y nos ayuda a amar a Dios «en todas las cosas y sobre todas las cosas», como dice la liturgia. Una esencialidad que se abre a todo y a todos, que tiende a reconocer lo bello y verdadero, lo esencial de cada cosa. Podremos verlo de muchas maneras en las exposiciones sobre Franz y Franziska Jägerstätter, Alcide de Gasperi o Enzo Piccinini. Así como en el espectáculo inaugural, titulado “¿Quién eres tú? El desafío de Jerusalén”, basado en un relato autobiográfico del gran escritor Eric-Emmanuel Schmitt, que nos ayudará a comprender mejor esta perspectiva. También recordaremos a san Francisco, que vivió una esencialidad más que radical y que, justo por ello, fue capaz de valorar cada detalle de la creación y vivir una fraternidad sin límites.

¿Cómo se declinará esta búsqueda de lo esencial a lo largo de la semana?
Afrontaremos muchos temas que inciden directa o indirectamente en la vida diaria: las grandes transformaciones geopolíticas, la inteligencia artificial, los cambios económicos y tecnológicos, el cuidado de la vida de principio a fin, el trabajo y su significado, la migración, la justicia… En todo ello, la pregunta central será siempre la búsqueda de ese punto, ese criterio, esa experiencia que nos permita construir algo nuevo, mejor, más adecuado. Pongo dos ejemplos. Un tema decisivo para el futuro –que abordaremos en varios encuentros– será la educación y formación de los jóvenes. Sabemos lo importante e indispensable que es la didáctica, la competencia de los docentes, la organización de los centros, la formación profesional y universitaria. Pero también sabemos que todos estos aspectos solo resultan verdaderamente útiles si hay una pasión educativa que busque el bien de los jóvenes y que sea capaz de acompañarles en el descubrimiento de sí mismos y del mundo que les rodea con una propuesta de sentido. Pensemos también en la economía, otro tema central del Meeting: son innumerables los factores necesarios para que funcione, pero solo un planteamiento que haga converger todos los factores hacia el bien común, acompañado de una verificación continua de dicho planteamiento, le permitirá ponerse al servicio de todos. Si falta esa esencialidad capaz de valorar todos los aspectos de la forma más adecuada posible, corremos el riesgo de alimentar el empobrecimiento, el asistencialismo y la desigualdad. También podemos decir que lo esencial siempre va ligado de alguna manera al origen y finalidad de nuestro empeño e iniciativa.

Otro tema siempre interesante para el pueblo del Meeting es el de la paz.
La pregunta central es de dónde puede nacer la paz. No cabe duda de que hacen falta esfuerzos diplomáticos y políticos para acallar las armas y sobre ello hablaremos también en Rímini. Pero no es suficiente. Donde no se da una verdadera reconciliación, los conflictos tarde o temprano vuelven a estallar. Es decisivo algo que permita superar el odio y el rencor, construir o reconstruir relaciones positivas entre las personas y los pueblos. De Ucrania y Rusia, así como de Israel y Palestina, tendremos muchos testimonios de personas que luchan realmente por la paz, que llegan a vivirla en medio de los conflictos armados. Auténticos brotes de paz en un invierno lleno de odio. Recordemos que los países europeos se unieron después de guerras atroces gracias a personas como Alcide de Gasperi, al que estará dedicada una exposición, como decía, con ocasión de los 70 años de su muerte, que documenta cómo la fe fue para él, igual que para Adenauer y Schuman, la auténtica fuente de su iniciativa política. En el Meeting habrá también momentos significativos de diálogo interreligioso, esencial para una convivencia fraterna y fecunda entre las diversas religiones para intentar superar la frecuente manipulación política de las religiones, uno de los males más nefastos de la humanidad.

Últimamente, entre el intento de homicidio de Trump, la polarización y el odio galopante en las redes sociales, parece que todo acaba acallando esos buenos ejemplos. ¿Cuál es la hipótesis positiva de la que parte el Meeting de Rímini y dónde radica su fuerza?
Lo que ha pasado en Estados Unidos, igual que otros fenómenos en Europa, vuelve a dejar claro lo vulnerables que son nuestras democracias. Las causas son varias. Muchos de los problemas que se presentan son enormemente complejos y difíciles de comprender. Todos los días nos vemos arrastrados por un tsunami de informaciones en el que cuesta llegar a tener un conocimiento profundo de lo que pasa. Ese es uno de los motivos de la creciente desconfianza que alimenta cada vez más teorías de complot o cerrazones ideológicas que a su vez favorecen la polarización. Esta dinámica se ve ayudada por los problemas sociales y una desigualdad cada vez mayor que hace que mucha gente se sienta marginada, incomprendida y abandonada por las élites. Durante el Meeting abordaremos la cuestión de la desigualdad desde el punto de vista de las políticas económicas y sociales con expertos internacionales, hablaremos de los sistemas sanitarios, que cada vez tienen más dificultades, y mediante varias exposiciones mostraremos muchas experiencias de integración tanto a nivel social como empresarial. Por las razones que decía antes, también conversaremos sobre los medios de comunicación para reflexionar sobre su impacto en la sociedad y en nuestras relaciones. El Meeting, en todas sus expresiones, es un lugar de encuentro, de confrontación, de puesta en común y profundización del conocimiento, un lugar que por su naturaleza ayuda a generar una sociedad creativa, capaz de superar las polarizaciones y favorecer la confrontación dentro del respeto mutuo. Esa naturaleza del Meeting va ligada sin duda al hecho de que cada edición nace de una experiencia de fe que une a miles de personas como en una sinfonía.