Una de las dos exposiciones del Forum Paris

Los puentes de París

Primera edición del Forum Paris, un “meeting” junto al Sena que nace de la chispa de la “profecía por la paz”, con la sorpresa del saludo del Papa
Martino Borello y Marta Montemerlo

Viernes 24 de mayo, 14.00 horas. Tráfico intenso en París mientras un trío insólito –un matemático, un arquitecto y una cocinera– intentan pasar de una orilla a otra del Sena en un coche cargado de comida y bebida. Lo que les unió hace más de un año ha sido su deseo de descubrir si el “otro” –amigo, colega, cónyuge…– es verdaderamente un bien para la vida o solo un obstáculo para la realización de uno.

Su meta es el Patronage del Bon Conseil –una especie de oratorio/centro cultural– donde han preparado dos días de encuentros, exposiciones, conciertos y convivencia: es la primera edición del “Forum Paris – Construir puentes”, con un título inspirado en un verso del poeta francés Yves Bonnefoy, “La relación con el otro como origen del propio ser”.

Al llegar, ya hay un grupo de gente trabajando desde por la mañana montando la exposición “El encuentro: camino de la creación artística”, con obras seleccionadas de los artistas Marie Michèle Poncet y Manfredi (Dino) Quartana. Una exposición sin paneles explicativos, silenciosa, solo con citas de artistas y filósofos para ponerse delante de las obras y «no faltar al encuentro» (Jean-Pierre Lemaire). La exposición habla de una gran amistad entre los dos artistas protagonistas, que se extiende a todos los que han colaborado en su montaje. El resultado, aparte de una belleza imponente, ha impregnado todas esas relaciones que se han dado durante la preparación. «El encuentro con estas obras y con los que las han realizado ha supuesto, para nosotros y para todos, la ocasión de una mirada nueva», como dice la introducción del catálogo.

Son ya las 19h y se abren las puertas con un aperitivo asombroso. No todo funciona, pero hay que afrontar juntos las dificultades porque es mucho lo que está en juego: descubrir la conveniencia de las relaciones, descubrir si mi corazón está abierto, descubrir de qué estoy hecho. Los invitados disfrutan del sol tardío, mientras la exposición sobre Takashi y Midori Nagai que bordea el claustro se va convirtiendo en el foco de atracción. Los guías ya están en marcha. Vienen de toda Francia después de meses trabajando con Paola Marenco, hematóloga y cofundadora de la Asociación de Amigos de Takashi y Midori Nagai. Solo verles tan entusiasmados mientras explican lo que ven es una alegría.

Llega el encuentro inaugural. La sala se llena enseguida, mientras se proyectan en video las palabras del papa Francisco –“Os invito a acompañarme en la profecía por la paz. Cristo, Señor de la paz”– que son la chispa que ha dado origen al Forum Paris. Los invitados son Claudio Lurati, vicario apostólico de Alejandría de Egipto, Constantin Sigov, filósofo y editor ucraniano, que han hecho un largo viaje para acompañarnos, y Jean-François Thiry, viejo amigo comprometido en Siria con la Asociación Pro Terra Sancta, que participa con una intervención en video. El encuentro empieza con la lectura de la bendición que el Papa ha querido enviar a los participantes, con una profundidad cultural y existencial realmente sorprendentes. «Afirmar que el origen del ser radica en una relación significa en primer lugar reconocer el límite de lo que soy: solo no existo, solo no conozco, solo no me creo. […] Si aceptamos hacer las paces con nuestra condición de criaturas, podremos empezar a apreciar el valor fundamental de nuestro ser limitados. El límite no es una derrota, sino el lugar físico y real del encuentro», nos recordaba monseñor Lurati. Le siguió la intervención de Sigov, que continúa con su actividad editorial, con la que colabora en la reconstrucción de la sociedad y de lugares de paz en su tierra, martirizada por la guerra. Lugares de reconstrucción del yo porque, como nos recordaba Thiry, la línea que separa el bien del mal pasa por el corazón de cada persona, para por el corazón de cada uno de nosotros (Aleksandr Isayevich Solzhenitsyn).
Muchos volvieron a casa esa noche muy cansados, agotados, pero esperando ya que llegara el día siguiente…



Sábado 25 de mayo, 9h. Misa con los voluntarios para ofrecer la jornada. A las 10 ya son muchos los que han cruzado las puertas del Bon Conseil para tomar un café mientras esperaban el primer encuentro matutino, “Lo que no muere nunca. El camino de un hombre”, con Paola Marenco y Pierre-Antoine Gourraud, responsable asociativo en Nantes.

El tiempo pasa intenso. En el claustro aparecen las mesas para comer bajo un cielo gratuitamente sereno. Sigue el encuentro con sor Marie-Jo Biloa, responsable de la asociación ASNDT que ayuda a la población migrante, y Pascal Cedan, responsable de la misión Maraudes (de ayuda a los sin-techo) en la parroquia de Notre-Dame des Victoires, dos auténticos protagonistas de la vida parisina: un hombre y una mujer como podríamos ser cualquiera de nosotros, pero que han comprometido su vida en la entrega a los demás, con una inmensa lealtad con su corazón. «Es eso. Cuando tocas el fuego, te deja marcado. Ya no eres el mismo. Yo ya no soy como antes, estas relaciones me constituyen».

Merienda, juegos, rifa… un montón de actividades que han surgido construyendo este fórum y que se suceden a lo largo de la jornada. Hasta Dominique Potier, miembro de la Asamblea Nacional francesa, se queda asombrado: «Gracias por la invitación. Descubro un universo, una cultura, intuiciones que son un poco exóticas para mí, familiares y exóticas a la vez. Familiares porque participo de vuestros mismos códigos espirituales, pero normalmente, culturalmente, esta práctica, esta forma de ser comunión y familia me resulta sorprendente y alegre». Junto a él interviene Anne de la Tour, que dirige el Departamento de Cuidados Paliativos y preside la CME en la Maison Médicale Jeanne Garnier de París, en el encuentro “La esencia de la dignidad de cada uno: acompañar la última etapa de la vida”. De la Tour no nos ahorra nada. Dirige su desafío a cada uno de nosotros, no solo habla a los expertos. «Hay que salir del discurso binario blanco-negro, a favor-en contra. Este es un discurso muy sutil y complejo. El debate sobre el final de la vida pertenece a la sociedad y no solo a la medicina. Concierne a la sociedad entera».

El Forum Paris concluye con el concierto de guitarra clásica de Antonio Speciale que deja a todos con la boca abierta, no solo por su maestría sino por la evidente relación que une al guitarrista con la música, con su instrumento y con los autores que interpreta. «La última pieza, escrita en 1944 por el guitarrista paraguayo Agustín Barrios, Una limosna por el amor de Dios, se inspira en un mendigo que llama a la puerta. Se puede escuchar el reflejo musical y humano que nace del gesto de pedir limosna. Al empezar la música, ese golpeo en la puerta evoca el latido del corazón. Ningún hombre se basta a sí mismo. El ser humano es originalmente relación y para eso está hecho». Un verdadero encuentro.

Aquel trío en coche trabajaba con muchos otros en el fórum, pero sin duda no se esperaba todo esto. No solo la belleza desbordante de un resultado milagroso, que sin duda excede sus pequeñas fuerzas, tampoco se esperaba cuán profundamente tocaría todo esto su corazón. Estos dos días han experimentado en su propia carne las palabras del lema, compartiendo entre ellos (y con la gente que han invitado) esa necesidad candente de descubrirse en relación, en un camino nada sencillo pero lleno de ayuda. Constantin Sigov nos recordaba en el primer encuentro que «La luz impalpable e ingrávida es una energía que hace que, pese a la gravedad, los árboles y las espigas crezcan hacia arriba» (Simone Weil, Echar raíces, 1949). No se nos ahorra ningún trabajo, pero estamos llenos de agradecimiento y deseamos seguir este viaje mirando esa luz y a aquellos que nos la testimonian.