Por la izquierda: Jesús Carrascosa, Ignacio Uría, Manuel Oriol y Massimo Camisasca

Por qué es razonable seguirle hoy

El 9 de diciembre se presentó en Madrid la biografía espiritual de Giussani que escribió Massimo Camisasca. Junto al autor, el historiador Ignacio Uría y el asombro ante una «aventura que continúa»
Yolanda Menéndez

Una de las personas que más conoció a Luigi Giussani junto a alguien que nunca le conoció. Dos maneras de acercarse a su carisma: la que nace de una larga historia de convivencia y la que acontece a través de las páginas de un libro. Así confluyeron los testimonios de monseñor Massimo Camisasca, obispo emérito de Reggio Emilia y autor del libro que se presentó en Madrid el pasado 9 de diciembre, Don Giussani. Su experiencia del hombre y de Dios, junto a Ignacio Uría, historiador y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, que afirmó que estaba allí por una «invitación inesperada».
Como profesor de Historia de la Iglesia, Uría hizo una minuciosa descripción del contexto histórico en el que vivió Giussani, pero no ocultó el impacto que esta figura le había causado tras la lectura del libro. «Estas páginas me descubren una personalidad apasionada, abierta, combativa, mediterránea y llena de optimismo. En este libro te encuentras con las preguntas últimas, esas que son perennes: ¿es razonable creer hoy?».



A continuación, el autor repasó algunos de los rasgos inconfundibles del sacerdote milanés, que este año habría cumplido cien años. «Uno de sus grandes dones fue haber ayudado a decenas de miles de personas a descubrir la verdadera naturaleza del cristianismo, qué es lo que nace verdaderamente de Cristo, cómo continua, cómo cambia y renueva la vida de los hombres». Su pasión por el hombre y su pasión por Cristo iban juntas, de tal modo que la vida de Cristo llegaba a hacerse una con la propia vida, la de don Giussani y la de los que se encuentran con él. «La luz de Cristo pasaba hace dos mil años por los caminos de Palestina, que se convirtieron en nuestros caminos, para nosotros que escuchamos a don Giussani narrar los encuentros de Jesús como si aconteciesen ahora, porque realmente sucedía "ahora", cada vez era un "ahora"; de modo que esa luz pasa en el instante presente a través de uno de los suyos, en una cadena ininterrumpida hasta nosotros».

Camisasca destacó la actualidad del pensamiento de don Giussani, tan original y esencial que «venció todo moralismo, intelectualismo y clericalismo, los tres grandes peligros del cristianismo vivido». El suyo es un cristianismo esencial porque recupera su verdadera naturaleza, la de un encuentro profundamente humano, y que por eso es capaz de superar «el moralismo generalizado de los años cincuenta, quizá aún más extendido hoy, que divide el mundo en dignos e indignos, en buenos y malos, y ese clericalismo que mira al mundo como un enemigo del que defenderse». Para Giussani era justo lo contario, no había nada de lo humano que no le fascinara y así lo hacía notar. «El encuentro con cada persona hacía vibrar su curiosidad, apertura e interés. Los que lo seguían no se sentían parte de un grupo o comunidad cerrada sino parte del mundo».

Deseaba ardientemente que Cristo pudiera llegar a todos, sin límites ni condiciones, y se empleó a fondo para favorecerlo. «Proponía un cristianismo abierto y misionero, y para ello tuvo que repensar la manera de expresarlo continuamente de formas nuevas y con nuevas palabras a lo largo de toda su vida, tratando de encontrar nuevas palabras y nuevas experiencias para las personas que tenía delante, para los tiempos que cambian». Para Camisasca, la expresión más elevada de Giussani es la que concibe «la vida como vocación, la experiencia de la alegría que nace en el hombre cuando se da cuenta de que es amado, de que es objeto de una misericordia incomprensible e infinita, cuando descubre la positividad de toda la vida. Esta positividad, que Giussani vivió especialmente en los años de su enfermedad, es su enseñanza más importante en una época como la nuestra, que lucha por encontrar las razones para vivir».

Al terminar hubo tiempo para algunas preguntas del público, en las que asomaba la inquietud por cómo proponer hoy lo mismo que Giussani propuso de manera incansable durante toda su vida. «La mejor manera de conocer a Giussani hoy es conociendo a sus amigos», afirmó Camisasca. Amigos que no solo describen bien la propuesta de su carisma sino que se siguen conmoviendo como el primer día, así lo transmitía el rostro de Jesús Carrascosa, responsable de CL en España, tras ver y oír a Giussani en un breve video con motivo del centenario. «Vuelvo a sentir la misma emoción que en 1975, cuando le conocí, como me ha pasado en Roma estando con el Papa hace apenas dos meses. Lo que nos dijo de él es lo que nos impulsó en el inicio de esta aventura que continúa».