El concierto de Rímini (©Archivo Meeting)

Chieffo, no solo para su pueblo

Más de dos horas de música en el Meeting de este año para celebrar al cantautor italiano, con grandes músicos e intérpretes internacionales
Paolo Cremonesi

El Meeting 2022 cerró sus puertas con el “Claudio Chieffo Charity Tribute”, un gran concierto con el que se presentó un doble CD benéfico en el que veinte artistas versionan canciones de Claudio y que sirvió además para conmemorar el 15º aniversario de la muerte del cantautor italiano.
Dos horas y cuarto de buena música con letras profundas que volaron como si fueran apenas unos minutos. Gracias a los artistas, que fueron alternando piezas más famosas con otras que lo eran menos, y al gran trabajo realizado con los arreglos, donde una banda instrumental en estado de gracia encajó a la perfección con los artistas invitados.

Como anfitriones, los hermanos Chieffo: Martino, el primogénito y bajista del grupo (que también presentó algunas canciones de su primer CD, que acaba de grabar), y Benedetto, quien tuvo la idea de involucrar a grandes cantantes para versionar los temas de su padre. Aparentemente no se les veía nada nerviosos, a pesar de la complejidad de la operación, los dos cantaban, presentaban e incluso bromeaban sobre sus limitaciones.
El concierto empezó con la lectura de un cuento de Chieffo. Praga, Navidad de 1988, en pleno Telón de acero. Las luces se apagan a las ocho de la tarde, los teléfonos están pinchados. Es como si pudiéramos ver al cantautor corriendo por la nieve, de una iglesia a otra, dando breves recitales clandestinos a la luz de las velas. El corazón ardiente por los recuerdos del hogar, frente a la gélida realidad del régimen. Chieffo piensa en las decenas de músicos que ha conocido, que seguramente siguen tocando siendo anónimos, que nunca habrán tenido éxito, que desaparecerán en el olvido. Y se pregunta: ¿por qué lo hacen?

La respuesta llega con la primera canción, cantada por Benedetto: I musicisti. Es un tema poco conocido, acompañado al piano por Pietro Beltrani, que describe el apasionado deseo del corazón del artista de alcanzar la felicidad, de encontrar a Dios a través de la música. Después llega el turno de Una vita, escrita tras la masacre en la plaza de Tienanmen en 1989, y La nave. Llega el primero de los artistas invitados, Giacomo Lariccia, con La canzone del melograno.

Es el turno de Martino Chieffo, que arranca con Martino e l’Imperatore, a la que Massimo Ghetti y Michele Paolizzi le dan un cierto toque oriental. Luego un tema inédito, Parole leggere y después Il viaggio, la única canción de su padre que Martino ha incluido en su disco.
Una progresión hacia el rock de los años 70 da paso a dos clásicos, Ho un amico e I cieli. El público canta con fuerza, como sucederá también con Il popolo canta y La strada. Se hace evidente que estas canciones ya se han convertido en parte del bien común. Como le dijo una vez a Chieffo un periodista, «usted no tiene un público que le sigue, tiene un pueblo».

La canzone dell’ideale lleva al escenario a la artista checa Markéta Irglová, con un talento indiscutible. Basta escuchar Falling slowly, que ganó el Oscar para la película Once, en un dueto con Martino, y My roots go deep da Lila, de su último álbum. Marketa nos cuenta cómo sintió la presencia invisible de Chieffo durante la grabación de Padre y propone cantarla en vivo con Benedetto. Es como una personalidad mágica que parece salir de tierras misteriosas y lejanas, pobladas por elfos y caballeros, pero que en Rímini habla de un «Dios-amor y de un amor-Dios».

¿Qué tiene en común el líder de Timoria, una banda italiana de rock alternativo, con las baladas de Chieffo? Lo explica desde el escenario el propio Omar Pedrini, que eligió la canción de Favola cuando se enteró de que era padre de dos varones y una chica, exactamente igual que Chieffo, y que lleva años luchando con una serie de graves problemas cardiovasculares, «que afronto con la ayuda de la ciencia y la bendición de Dios». Aparte de Favola, «que a partir de ahora incluiré en todos mis conciertos», también cantó de viva voz y sin ahorrar energías, al estilo de un roquero de raza, Sole spento, «una canción que me piden muchas veces para recordar el drama de los presos».

Un delicado coro de guitarras acústicas presentó la canción de Il fiume e il cavaliere, dando paso a la última invitada del concierto, la cantante siria Mirna Kassis, que interpretó de manera brutal Reina de la Paz, escrita por Chieffo tras los atentados de Madrid de 2004, con la que el Meeting lloró y rezó por todas las víctimas de guerras pasadas y actuales. Igualmente conmovido cantó el público el tema final, E verrà: la muerte no tiene la última palabra ante todas las brutalidades posibles en la historia.