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Exposiciones del Meeting 2022. La grieta y la pasión

Trece exposiciones sobre distintos temas: el centenario de Giussani, Pessoa, Familias para la Acogida, ciencia, fotografía… Todo lo que podremos encontrar por los pabellones del recinto ferial de Rímini
Davide Perillo

«Es el centenario de su nacimiento. Era inconcebible que, aparte de los encuentros dedicados a él, no hubiera algo más, un punto físico que se pudiera ver y visitar». “Giussani 100”, la exposición digital dedicada al fundador de CL que desde su lanzamiento online el pasado mes de mayo ya ha contabilizado miles de visitas virtuales, también será uno de los principales eventos del próximo Meeting de Rímini, que arrancará el 20 de agosto (hasta el 25) con un lema tomado precisamente de él, de don Giussani, “Una pasión por el hombre”.

Los visitantes se encontrarán en el recinto ferial con una versión «tomada completamente de la digital, pero ligeramente adaptada», explica Alessandra Vitez, responsable de las exposiciones del Meeting. «Haciéndola física, hemos querido sobre todo darle la palabra, hacer posible un encuentro con él. No todos los que vayan al Meeting habrán tenido la posibilidad de conocerlo y nos gustaría que eso pudiera suceder. Mediante sus palabras, con ciertos momentos fundamentales de su vida y algunos puntos cruciales de su pensamiento: el yo, la relación con el “Tú”, la amistad…».

Temas y palabras que, de alguna manera, servirán de eje durante los seis días del Meeting, ayudando a desarrollar el lema y seguir el hilo conductor que une encuentros, espectáculos y exposiciones. Este año serán trece, incluido el gran espacio destinado a la ciencia. Durante estos meses de preparación, según Vitez, se ha puesto en marcha «un trabajo para tratar de entender si la pasión por el hombre es solo un sentimiento o una experiencia, algo que nace de la relación entre el propio deseo y la realidad. En las exposiciones no queremos analizar qué quiere decir “estar apasionado por el hombre”, sino entender cuál es el atractivo que nos mueve cuando, en el impacto con los problemas y las circunstancias, descubrimos algo que nos hace estar más vivos y atentos. Queremos que los visitantes puedan encontrarse con personas apasionadas por lo que hacen, para apasionarse también ellos».

¿Ejemplos? El recorrido preparado por Familias para la Acogida, que en 2022 celebran sus cuarenta años de actividad y que han pedido a 14 artistas de mundos muy diferentes (desde el escritor Daniele Mencarelli a la fotógrafa Marina Lorusso, el actor Giovanni Scifoni o el músico Marcelo Cesena, entre otros) que se acerquen a la asociación para describirla después a su manera, según su propia mirada. «El resultado es una exposición que tiene un título muy especial: “No cómo, sino qué», dice Vitez. «No quieren mostrarnos solo cómo se vive la acogida sino qué es lo que despierta en ellos esa gratuidad que se abre hasta la acogida y la adopción». Algo que toca su humanidad.

Del mismo modo, quien visite “Si quiero, quiero el infinito”, dedicada al gran escritor portugués Fernando Pessoa, no se encontrará delante de un análisis literario o una investigación sobre la poesía de un autor complejo y enormemente rico, que escribió bajo el semblante de decenas de heterónimos, sino ante «la experiencia de un grupo de universitarios que se han encontrado con él y con sus obras, que han quedado impactados y han querido profundizar en ese impacto recibido». Pessoa «es muy serio en su manera de mirar la vida, tiene una mirada que llega hasta el fondo de las cosas y de sí mismo, despierta preguntas y deseos enormes: ¿quién soy yo?, ¿cuál es mi tarea?», escribía hace poco Leonor Abranches Pinto, alumna de Medicina y una de las comisarias de la exposición. «Me interesa porque son cuestiones que tienen que ver conmigo». Para Vitez, «el encuentro que han tenido estos jóvenes es lo que llegará a los visitantes y lo que les permitirá, a su vez, descubrir a Pessoa».

Otras exposiciones nacen también de esa misma dinámica: un encuentro humanísimo entre los comisarios y alguien que les apasiona. A veces ha sido un encuentro personal, como en el caso del fotógrafo americano Gus Powell que con “Family Car Trouble” llevará hasta Rímini una serie de imágenes dedicadas a la familia y a la relación con el padre (a cargo de Luca Fiore, redactor de Huellas y crítico de arte). En otros casos el encuentro ha sido a través de testigos y obras, como les pasó a los juristas de la Libre Asociación Forense, que han realizado la exposición “Sub tutela Dei”, sobre Rosario Livatino, magistrado asesinado por la mafia en 1990 y beatificado el 9 de mayo de 2021. En las cinco salas del recorrido, aparte contarse la vida, la carrera y el martirio in odium fidei del “juez niño”, también se mostrarán testimonios de antiguos mafiosos que se convirtieron a raíz del sacrificio de su propia víctima. Pero también se podrá conocer mejor a otra nueva beata, Armida Barelli, protagonista del nacimiento de la Universidad Católica del Sacro Cuore. “Nada habría sido posible sin ella”, la exposición organizada por el Instituto Giuseppe Toniolo, nace de una novela gráfica que repasa la vida de una de las intelectuales italianas más agudas del siglo pasado.

Más ligada a la actualidad y a la Rusia de Putin, “Hombres a pesar de todo” es un relato lleno de testimonios y documentos dedicados al Memorial, una organización pública independiente que nació en 1989 para custodiar la memoria de las víctimas de la represión soviética (entre sus fundadores estaba Andrei Sajarov) y liquidada por el gobierno en diciembre 2021. El tema de fondo es la relación entre el poder y la persona, entre un sistema construido para aniquilar la libertad y la resistencia irreductible de quien no «renuncia ad estar vivo». Resulta difícil no quedar impactado.

Llegamos a la ciencia, un área donde, como es tradición, también tendrán lugar encuentros y talleres, y podrá visitarse “In oculis facta”, la exposición de la asociación Euresis y Camplus sobre “el papel de la imagen en el conocimiento científico”. Desde las pinturas rupestres hasta los últimos telescopios hipertecnológicos, nuestro conocimiento de la realidad siempre ha pasado por la capacidad de reproducir lo que vemos. Más aún, de la «elaboración de ojos cada vez más perfectos en un cosmos donde siempre hay algo más que ver», como dice una frase de Teilhard de Chardin con la que empieza este itinerario. Pero de nuevo aquí, como observa Vitez, el centro no es solo el deseo de entender cómo evolucionan los instrumentos tecnológicos. «Uno de los científicos que han trabajado en ella me decía hace unos días que sería precioso que los visitantes, al salir, pudieran decir: “si yo miro la realidad así, aprendo, descubro algo más, también sobre mí mismo y sobre las cosas que me rodean”».

Las demás exposiciones se dedican al arte de “Gino Severini” (y su espléndido mosaico del Via Crucis realizado en Cortona justo después de la Segunda Guerra Mundial); a las obras de seis protagonistas del Novecento italiano en “De Martini a Guttuso” (a cargo de la asociación Testori); a “Ascoli, inscrita en piedra”, la ciudad que Guido Piovene señalaba «entre las más hermosas de Italia, no tanto por este o aquel monumento, sino por su conjunto, por su encanto, que viene de nada y de todo»; a las excursiones de Giovannino Guareschi por la Via Emilia (“Ruta 77, tres años después”); y a la figura, todavía por descubrir, de Emilio de Roja, sacerdote que dedicó su vida a jóvenes complicados, en “Construir siempre”.

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Lugares, espacios y eventos pensados para que algo pueda suceder. «Al final, lo que queremos es que en los visitantes pueda abrirse una grieta, una fisura capaz de dejar entrar una medida más grande que la nuestra», explica Vitez. «Espero que quien venga a ver las exposiciones, al encontrarse con gente realmente apasionada, pueda ver despertar en ella una pasión. Y espero verlo porque es algo que yo también necesito continuamente».