(Foto Federico Buscarino)

No dejar de escuchar mi necesidad

"Es el tiempo de la persona" era el título de la última edición de Bergamo Incontra. Dos días de testimonios, exposiciones y espectáculos con un hilo conductor: el corazón irreductible del ser humano
Rita Costantini

Cualquiera que haya participado en Bergamo Incontra con el corazón sintonizado con su necesidad más humana, se habrá sentido provocado por los actos que allí se proponían, siempre centrados en la persona, en el yo en acción. Dos días, 25 y 26 de junio, llenos de encuentros y testimonios, diversas experiencias personales y culturales que –desde la guerra en Ucrania hasta las dificultades que encuentran los jóvenes en el mundo laboral– lanzan un desafío: el compromiso con la propia vida y con el contexto en que vivimos.
Gracias a esta mirada abierta a la realidad y a una pasión por el destino del hombre, todo se vuelve provocación. La situación actual en Ucrania no queda limitada a discursos geopolíticos o emotivos, sino que se convierte en una ocasión para replantearse las propias relaciones cotidianas. Porque la guerra toca a todos de cerca, porque la naturaleza humana está herida por el pecado, como recordaban monseñor Paolo Pezzi, arzobispo de la Madre de Dios en Moscú, y Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio de la Comunicación en la Santa Sede, que participaron en un diálogo sobre el libro del Papa Contra la guerra.

Con motivo del Centenario, se proyectó el video Don Giussani. Tres entrevistas, así como la video-exposición del Meeting del año pasado titulada Vivir sin miedo en la edad de la incerteza, sobre la que debatieron Alessandro Rovati, uno de sus autores, y Ezio Prato, teólogo de la Facultad Teológica de la Italia septentrional. Gracias a ellos, descubrimos que las exigencias que nos constituyen son la brújula que nos permite estar en la realidad y que la relación con el otro es indispensable para vivir.

El domingo, la homilía del obispo de Bérgamo, Francesco Beschi se centró en la libertad. Partiendo del lema del encuentro, “Es el tiempo de la persona”, nos recordó que «estáis llamados a ser libres» y la persona es libre cuando decide. ¿Pero cómo es posible actuar –o sea, tomar decisiones–, afrontar situaciones complicadas, a veces muy dramáticas, que nos afectan? Podemos decidir mirar a otro lado, distraernos y esperar a que pase el oleaje. O bien mirar los hechos, pidiendo y ofreciendo ayuda. Nunca solos. Con la libertad de los hijos de Dios, «llamados a dar testimonio de la libertad porque Cristo nos ha liberado».

Los tres testimonios del acto final se hicieron eco de esas palabras, bajo el título “Tan vivos, ¿por qué? Delante de la realidad hasta el fondo”. En tres ámbitos vitales –familia, educación, sociedad– mostraron cómo es posible no huir, no dejar de buscar el bien y lo que llena el corazón. Y además crecer y convertirse en puntos de luz para muchos. Ester Poncato contó la experiencia de la relación con sus propios hijos, tan alejados de la imagen que ella y su marido esperaban, y el drama de haber perdido al primogénito en un accidente de tráfico. Laura Ferretti, directora de colegio que conoció casi por casualidad a los organizadores de Bergamo Incontra y con la que surgió una sintonía inesperada, contó lo que significa para ella mirar a sus 1.300 alumnos y 160 docentes como personas, no como “problemas”. Por último, en conexión desde Venezuela, Alejandro Marius, de la ONG Trabajo y Persona, nos introdujo en la vida de un país donde falta de todo –agua, energía, medicinas, educación, salud– y del que se han marcado seis millones de habitantes. Le preguntaron: «¿Por qué no te vas tú también?». Él respondió con otra pregunta: «¿Por qué debería irme?». Dijo que para crecer él necesita una realidad que le desafíe. Sufre por su familia y amigos, a los que a veces no es capaz de ayudar como le gustaría, pero ha decidido quedarse porque se da cuenta de que afrontar esa situación le está haciendo crecer personal y profesionalmente.

También se habló de trabajo con Giorgio Vittadini, de la Fundación por la Subsidiariedad, y el empresario Andrea Dellabianca, y del grito tan humano que aparece en varias series de televisión, en un encuentro con Alfonso Calavia y César Senra. El sábado por la noche, en colaboración con el Festival deSidera, tuvo lugar el espectáculo La línea de sombra, adaptación de la novela homónima de Joseph Conrad.
El hilo conductor de estos días fue el deseo de no dejar de escuchar la necesidad de libertad y plenitud que tenemos. De ser fieles a la pregunta irreductible de nuestro corazón. Esa fidelidad, como decía Stefania, una de las voluntarias, «me ha llevado a ofrecer todo mi tiempo a este lugar, que para mí es el rostro concreto de la Iglesia, hecha de personas que comparten a Cristo como respuesta a la necesidad de su corazón».