Marco Martinelli (Foto: ©Archivo Meeting)

Martinelli: «¿Qué dice Dante? Te está hablando a ti»

El dramaturgo italiano habla de su gira con la Asociación de Centros Culturales titulada “Me encontraba. De la selva oscura al paraíso”, que lleva al gran poeta por los lugares de la tradición cristiana
Riccardo Bonacina

Desde 2016, el dramaturgo Marco Martinelli lucha cuerpo a cuerpo sin tregua con Dante. Desde que comenzó su proyecto de llevar a escena los tres cantos y 14.200 versos de la Divina comedia con su compañera de vida y de escena Ermanna Montanari, que por ahora solo ha llevado a cabo en parte. Tras el Infierno y el Purgatorio está prevista para el próximo año la puesta en escena de la trilogía completa. También ha hecho actuaciones con participación del público en varias ciudades italianas y hasta en Nairobi, con los chavales de los suburbios de Kibera.
Pero antes de ese cuerpo a cuerpo escénico («¡Qué gran obra la Divina comedia con sus más de 500 personajes!», dice Martinelli), está la historia de Dante que le contaba su padre, Vincenzo, que fue quien transmitió a su hijo su pasión por Dante, la curiosidad por la historia, el interés por la vida de los otros. «De los relatos de mi padre nace mi percepción y descubrimiento de que ese libro escondía y al mismo tiempo me revelaba el sentido de mis lágrimas, de mi hambre de vida, como si Dante hubiera escrito para mí ese poema desmesurado, para mí, Marco, hijo de Luciana y Vincenzo. Como si Dante, al salir de la “selva oscura” de su desesperación, hubiera pensado en ti y en nadie más. Eso es lo que digo a los chavales con los que trabajo: Dante te está hablando a ti», afirma Marco Martinelli.
Este cuerpo a cuerpo entre Martinelli y Dante acaba de escribir un nuevo episodio gracias a una propuesta de la Asociación Italiana de Centros Culturales, mediante una iniciativa titulada “Me encontraba. De la selva oscura al paraíso”, una acción coral dentro de la Divina comedia con participación del público que arrancó en el Meeting de Rímini, pasando luego por Verona, Milán y Palermo.

¿Qué has visto en esta gira?
Estoy muy agradecido a la Asociación de Centros Culturales por esta propuesta, que me ha devuelto el rostro de una Italia cristiana, pasando por lugares extraordinarios cuyas piedras ya gritaban esos versos y su contenido, y también por los encuentros con personas con las que he, antes de llegar, preparábamos y elegíamos los versos que íbamos a recitar. Por ejemplo, no pudimos negarnos a la sugerencia de los amigos de Palermo, que nos pedían algunos versos del Paraíso, donde Dante, que llevaba en sus ojos los mosaicos de Rávena, habla de oro y rubíes. Me he encontrado con gente viva, con cristianos atentos y muy interesantes.



“Puesta en vida” es el nombre que has puesto a tu método, buscando una chispa entre las palabras de las grandes obras de la literatura y el teatro, y la vida de los que invitas a repetir esas palabras.
La poesía es sin duda la lengua de la encarnación porque necesita la carne, necesita tomar cuerpo y voz. En la gira con los Centros Culturales, hemos repetido los versos de Dante en lugares llenos de sacralidad y espiritualidad. Volver a apropiarnos de esos versos que parten del pantano y de la selva oscura y caminan hacia su destino en las estrellas y en el paraíso ha sido una experiencia realmente preciosa. Hacer resonar a Dante en los lugares de la tradición cristiana con voces que no son ajenas a esa tradición ha sido una algo único. Hay una corriente de lectura de Dante y de ciertos seguidores de Dante que tratan de purgar su fe profunda, y separar los versos de Dante de su fe supone no entender nada. En él, estética, política y fe son una unidad completa. No hay descripción más profunda de la unidad de perspectiva de Dante que lo que decía san Agustín en sus Confesiones: «Pondus meum amor meus, eo feror quocumque feror» (mi medida es mi amor, él me lleva dondequiera que voy, ndt.).

Has citado a veces a Ezra Pound, que decía que Dante es every man, es decir, todos los hombres, ¿por qué?
Porque es cierto. Porque todos los hombres están en la selva oscura y quieren salir e intentar subir al monte de la felicidad, al Paraíso. Partiendo de su propio “yo”, Dante escribe la historia de la humanidad. Hemos elegido el infierno como punto de partida de esta gira, los dos primeros cantos, porque queríamos que Dante representara a todos los ciudadanos y participaran y que todos los ciudadanos fueran Dante. Lo que queremos decirle al espectador es: esta historia te habla a ti. Mueve tus pies y síguenos, haz tu camino, repite con nosotros estas palabras. Los dos primeros cantos son los del miedo, perdido en la selva, y los del coraje que vence ese miedo, con versos de esperanza que son un viático para todos nosotros. Nuestro siglo y todo lo que llevamos a nuestras espaldas son especialistas en infiernos sin salida. Pero por mucho que el mal nos agarre del cuello quitándonos el aliento, sabemos que es posible volver a levantarse, que las estrellan indican nuestro destino. La última palabra de todos los cantos es la palabra “estrellas”. El infierno acaba con este verso: «y entonces salimos a volver a ver las estrellas». El último verso del Purgatorio dice así: «Puro y pronto a subir a las estrellas». Por último, el Paraíso con su famoso «el amor que al sol mueve y las estrellas».

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Dante nos dice también que solo no nos podemos salvar.
Dante nos habla de inmortalidad y nos dice: «Cada uno obtendrá su respuesta, pero es bueno hacer el viaje juntos». Es algo que los grupos de estos Centros Culturales lo tienen muy claro en su vida diaria.

¿Qué sigues aprendiendo en esta gira?
Aparte de todo lo que ya he dicho, un buzón de correo lleno de contactos y mensajes (se ríe), y sobre todo muchas relaciones nuevas cargadas de promesas.