Un momento del New York Encounter 2021

New York Encounter. En la profundidad de nuestro yo

Aunque se ha desarrollado totalmente online, esta cita no ha dejado de ser un punto de reencuentro para todos los amigos de Estados Unidos. Con dos exposiciones dedicadas a don Giussani y a Lorenzo Albacete
Meghan Isaacs y Lisa Lickona

«Elevo mis ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio?». El New York Encounter de este año se abrió el 12 de febrero con el canto del salmo 121. El maestro de ceremonias John Touhey se hacía esta pregunta en su discurso inaugural, en un año de tanto sufrimiento por la enfermedad y las muertes causadas por el virus, por las consecuencias económicas de la pandemia, la confusión y la violencia de las protestas por la justicia racial este verano y el asalto al Capitolio en enero, «¿quién de nosotros no se ha hecho esta pregunta?».

Las restricciones por la pandemia han obligado a cambiar el formato de estas jornadas neoyorquinas de tres días. Un evento que durante años se ha convertido para muchos en la “ocasión de reencontrarse” en el corazón de Manhattan, ha tenido que pasar al formato digital, con la mayor parte de los ponentes interviniendo por Zoom y los asistentes por YouTube.

Ante esta realidad que nos ha “golpeado duramente”, como dijo Angelo Sala, uno de los promotores del evento, el Encounter ha tratado de mirar de frente las circunstancias que todos estamos afrontando con la conciencia de que el grito del salmista da paso enseguida a una espera confiada: «El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra». Como destacó el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, en su discurso del domingo por la mañana, «lo más real de nuestra vida no se puede observar por un microscopio».

En este momento, el testimonio de Luigi Giussani ofrece una guía extraordinaria. En el encuentro sobre él el sábado por la tarde, Barry Stohlman, empresario, esposo y padre, contó cómo le cambió su encuentro con Giussani, sacando a relucir el vacío del mito del hombre que se hace a sí mismo. Lo que hace falta, como le enseñó Giussani, es «una apertura a lo real en su totalidad y una confianza absoluta en el corazón humano». Para Giussani, el “sí” de una persona a lo que la realidad le da es lo que le lleva a decir “sí” o “no” frente a Cristo, la pregunta más importante de la vida.



Otra guía segura, monseñor Lorenzo Albacete –«uno de los pilares del carisma de CL en América», como dice Sala–, protagonizó la otra exposición del Encounter. El impacto constante del científico, sacerdote, teólogo y responsable nacional de la Fraternidad de Comunión y Liberación, que murió en 2014, se deja ver en una nueva selección de sus textos presentada bajo el título The Relevance of the Stars.

Con la video-exposición The Albacete Show, una presentación divertida y a la vez profunda de su vida mediante entrevistas personales, cartas y videos de archivo, puede verse la figura de un hombre cuya libertad ante el Misterio se pone en juego en relaciones ricas y diversas. Como decía el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, en uno de los muchos encuentros privados por Zoom con los amigos de Albacete que siguieron la presentación del libro, «Lorenzo ayudó a muchísima gente a descubrir la belleza de las estrellas en la noche más oscura».

Buscando esa belleza, pero sin miedo a la oscuridad, este año los organizadores del Encounter han decidido asumir riesgos. Tal vez este es el resultado más evidente de la discusión del domingo por la tarde, “Un grito desesperado de justicia”, donde los ponentes compartieron dolorosas historias de racismo. «Ha sido uno de los eventos más estimulantes que hemos organizado en el Encounter», afirmó Sala. «Habríamos podido plantearlo desde muchos puntos de vista distintos. Hemos insistido en que los ponentes empezaran contando su experiencia personal de racismo, como un ejemplo de nuestro método». María Teresa Landi, otra de las organizadoras del Encounter, cuenta que «era una invocación de justicia, como decía el título del encuentro. Queríamos ver su sufrimiento con sus propios ojos. Queríamos estar con ellos, porque solo si estamos con ellos podremos buscar una respuesta para ese grito».

Permanecer al lado del otro en su realidad herida fue también el tema central de “¿Por qué razón?”, un diálogo sobre el incremento de suicidios y problemas de salud mental, especialmente entre los jóvenes. La disponibilidad de los ponentes para mostrar su propia lucha con la enfermedad mental y las relaciones personales con las víctimas de suicidio llevó a un auténtico punto de partida para afrontar estos problemas evitando soluciones rápidas y empezando a mirar a estas personas que nos rodean como los seres humanos que son, acompañándoles con un corazón abierto de par en par.

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«Debéis respetar a alguien que vive un sufrimiento tan grande que no lo podéis explicar o analizar», sugirió Mary Townsend, asistente universitaria de filosofía en la St. John’s University. «Tenéis que ser conscientes de que ellos han visto algo en la vastedad de este mundo que les aterra, y por eso debéis intentar respetar sus sentimientos y aceptarlos». Si la salud mental está en peligro este año, también lo está la simple supervivencia. En el encuentro titulado “No solo con fines de lucro”, el moderador Anujeet Sareen señaló que el shock económico «puede sacar a la luz vulnerabilidades que ya existían». Sin ofrecer soluciones preconcebidas, los ponentes indicaron que cualquier respuesta real a la crisis económica debe concretarse –al menos en parte– a nivel local. Esta misma idea de partir de “donde vivimos” se reflejaba en el propio Encounter. Los organizadores animaron a los participantes de todo el país a unirse al evento desde su salón o parroquia, organizando “grupos de escucha” y compartiendo los actos online con sus amigos.
Varias comunidades organizaron una “happy hour” por Zoom, suscitando debates informales que normalmente habrían tenido lugar en el atrio del Metropolitan Pavilion, la sede habitual del Encounter. Los comisarios de la exposición coordinaron varios “tour” para las video-exposiciones y hasta hubo un “after party” final donde amigos de todos los Estados Unidos cantaron juntos.

Como decía Julián Carrón en sus observaciones al concluir el Encounter, este año hemos experimentado muchas preguntas urgentes «que brotaban constantemente en nosotros», obligándonos a descubrir una «profundidad de nuestro “yo” que no podía verse satisfecha simplemente por lo que ya sabíamos». Al sondear estas preguntas sin retroceder ante nuestras profundas heridas humanas, el Encounter se ha adentrado en esa profundidad, descubriendo una «esperanza que siempre nos sorprende».
Con la colaboración de Stephen G. Adubato, Gabriel Alkon, Carla Galdo y Monica Lickona