Rusia Cristiana. Ser cristianos en los tiempos del particularismo
Presentado el congreso anual, titulado “Universalidad e historias particulares. La vocación de la Iglesia”, por Francesco Braschi: «Lo que está pasando en Europa es un desafío para nuestra fe, seamos ortodoxos o católicos»«La idea de este año nace de constatar que en la vida de la Iglesia, ya sea ortodoxa o católica, existen impulsos particularistas muy parecidos a los que vemos en el resto de la sociedad europea, que van en dirección al soberanismo y al rechazo a devolver poderes locales en favor de organismos supranacionales». De esta manera, Francesco Braschi, presidente de Rusia Cristiana, presentó el congreso anual del centro de estudios que se celebra en Seriate (Bergamo) del 11 al 13 de octubre, con el título “Universalidad e historias particulares. La vocación de la Iglesia”.
«Historias como la de la Iglesia ortodoxa en Ucrania, pero también en Montenegro y Moldavia, parece que vuelven a proponer, al nivel de la vida cristiana, las preguntas relativas a la relación existente entre la pertenencia particular a una realidad nacional o cultural y la conciencia de compartir una experiencia universal como es la de la Iglesia», continúa Braschi. «Pero si por un lado las historias de estas Iglesias calcan las dinámicas sociales, por otro no es posible detenerse en este nivel para llegar a comprenderlas. Creemos que hay que llegar a la pregunta, mucho más profunda, que estas dinámicas plantean a la autoconciencia cristiana. ¿Qué significa para mí, fiel, este retorno a lógicas particularistas?». El presidente de Rusia Cristiana observa que, si en el ámbito ortodoxo esta dinámica se expresa cada vez más a menudo con una confusión entre patriotismo e identidad eclesiástica, en el católico se corre el riesgo de reducir la pertenencia a la Iglesia a la adhesión a una determinada corriente particular.
«Como ayuda en esta reflexión, hemos planteado el congreso en tres niveles», prosigue Braschi. «El primero es el de la narración de ciertas experiencias históricas que marcan la convivencia entre la identidad nacional y la dimensión universal. Es el caso del exarcado de las Iglesias ortodoxas de tradición rusa en Europa occidental, que nació tras la revolución de 1917 y estuvo presente en Francia, Italia, Países Bajos y Gran Bretaña, reuniendo a las mejores mentes de la diáspora rusa, permitiendo una fecundación mutua entre las tradiciones orientales y occidentales. Basta pensar cuánto enriqueció este encuentro a Yves Congar, Henri de Lubac o Hans Urs von Balthasar. Sobre ello hablará el padre Alexis Struve, rector de la parroquia ortodoxa más antigua de París». El segundo frente será el reconocimiento del valor de esas Iglesia que han pasado, también recientemente, por grandes dificultades, también a causa de estar dispersas por territorios de varios países, pero de ese sufrimiento también ha nacido una nueva perspectiva. «Hemos invitado al padre Ibrahim Alsabagh, de Alepo, y Andrei Siskov, que hablará de la reflexión del padre Aleksandr Smeman». A todo ello se añade el último nivel, el de la recuperación de filones de pensamiento de grandes autores de la tradición ortodoxa (padre Serguei Bulgakov, Vladimir Soloviev) que, según Braschi, ayudan a comprender con más hondura la experiencia cristiana. «Mi intervención, en cambio, versará sobre la carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe Iuvenescit Ecclesia, que me parece que ofrece una perspectiva muy interesante sobre la relación entre los carismas particulares y la universalidad de la experiencia de la Iglesia».
El congreso se desarrollará, como desde hace unos años, coincidiendo con el cumpleaños del fundador de Rusia Cristiana, el padre Romano Scalfi (12 octubre 1923 – 25 diciembre 2016). «Lo recordaremos el sábado por la noche con un concierto del Coro Cet, que interpretará cantos alpinos que a él, como buen trentino, tanto le gustaban. Estos tres días terminarán, tras la celebración de la Divina Liturgia, con un una peregrinación a su tumba, como gesto de afecto y memoria por la importancia de su magisterio».