El "Stabat Mater" de Pergolesi en el Teatro Nacional de Járkov

Ucrania. Aprender a ser queridos

Cuarta edición del DanteFEST de Járkov. Cinco días inmersos en la Belleza para ver que la comunión «no nace de temperamentos semejantes, sino de la unidad de corazones»
Laura Ferrari

El ardor, lo más ligero que hay en este mundo”. Estas palabras de la poetisa rusa Olga Sedakova han dado título a la cuarta edición del DanteFEST, celebrado del 24 al 28 de abril en Járkov, Ucrania. Cinco días de encuentros en distintos puntos de la ciudad, con invitados de diversas partes de Ucrania y de Italia, promovidos por el Centro de cultura europea “Dante” y por la ONG Emmaus.

El martes 24 tuvo lugar, en la Universidad nacional Karazin de Járkov, la presentación de la edición en ruso de Govindo: el don de Madre Teresa, de Marina Ricci, el relato de la adopción de un niño indio encontrado gracias a la santa de Calcuta que cambió la vida de la autora. El libro ha sido traducido para que lo puedan leer los chavales de la Casa volante, el centro de reinserción gestionado por Emmaus. Estos, huérfanos con discapacidad como Govindo, en seguida han comprendido cuál era el núcleo de este testimonio, tal vez porque sienten con más urgencia la necesidad que tenemos todos de encontrar a alguien que nos diga: tú vales, tal y como eres tienes un valor infinito, una belleza, eres un bien para el mundo. La necesidad de saber que alguien nos quiere, desde siempre y para siempre. Marina tuvo que enfrentarse con los que le decían que una adopción así era una locura: «Si hubiera sido idea mía, les habría dado la razón. La cuestión es que no fue idea mía».

En la Casa Volante. El tercero por la izquierda es Erasmo Figini

Junto a los organizadores de DanteFEST, los encargados de dar la bienvenida a esta autora que a lo largo del festival presentó el libro hasta tres veces, fueron precisamente los chavales de la Casa volante, lugar donde se suelen organizar meriendas o cenas junto a los invitados. Otro ponente que intervino en más de un encuentro fue Erasmo Figini, de la Cometa de Como, un grupo de familias que acogen a menores, invitado a Járkov junto a Giovanni y Katia (dos profesores del Colegio Oliver Twist) para contar, en un país donde según una ley de hace un par de años está prohibido que la gente se reúna en lugares públicos, la historia de una obra nacida justamente de la experiencia de la comunión. «La comunión no se construye entre temperamentos semejantes», explicó Figini, «sino gracias a una unidad de corazones, unidos para construir un proyecto que no es de nadie, sino de Otro».

El evento central del festival se celebró el 25 de abril por la noche en el Teatro Nacional Académico de la Ópera y del Ballet de Járkov, donde dos cantantes del coro del Teatro Scala de Milán, Lourdes Martínez y Amor Pérez, interpretaron el Stabat Mater de Pergolesi ante una platea de más de 1.200 personas entre amigos y representantes del mundo de la economía, la educación, la universidad, el tercer sector y las instituciones, tanto ucranianas como italianas.

Presentó el concierto Elena Mazzola, directora del Centro de cultura europea “Dante” en Járkov, patrocinador del DanteFEST. «Todo lo que intentamos hacer con nuestro Centro es regalar a la ciudad un poco de la belleza que hemos recibido gracias a estos chavales. La cultura no es un aspecto de la vida que atañe solo a los profesionales, a los intelectuales, sino que es el testimonio de una belleza que actúa, que ayuda a vivir». La belleza de la que habla está a la vista de todos, pues mientras habla está rodeada por los chavales de la Casa volante, acompañados por Lali Liparteliani, director de Emmaus. Ellos, minusválidos, rechazados y abandonados desde que nacieron, encima del escenario del teatro de la ópera mostraban sus rostros alegres, el espectáculo de una vida que siempre puede volver a empezar.

Marina Ricci con Irina, de la Casa Volante


El espectáculo continuó con el Stabat Mater interpretado por Lourdes y Amor, cuya presencia en Járkov nace por un encuentro “casual” con Stefania, que las invitó hace dos años a un concierto organizado en Milán para apoyar a la Casa Volante. Stefania les presentó a algunos amigos… que a su vez las invitaron, un poco en broma, a ver con sus propios ojos esta misma obra en Ucrania. Y aquí están: para cantar otra vez apoyando así a la Casa Volante, a pesar de sus múltiples dificultades. Sobre todo para Amor, de origen cubano, que de joven vivió dos años en la Unión Soviética y se quedó bastante marcada por esa experiencia. El simple recuerdo le daba miedo y nunca había pensado volver, pero después del concierto, con lágrimas en los ojos, terminó diciendo: «la belleza de estos días me ha permitido vencer en un segundo el miedo de todos estos años».

Belleza. Esta palabra que ha resonado estos días como un eco parecería fuera de lugar en un entorno como el ucraniano, donde durante décadas el régimen soviético ha intentado aniquilar al hombre y su libertad, donde incluso hoy en día se sigue librando una guerra olvidada por muchos. Pero justo en este lugar hay una necesidad muy profunda que hace que sea más sencillo reconocerla cuando acontece. Aleksander Filonenko, al término de uno de los muchos encuentros del festival, señaló cómo delante de un gran testimonio se puede correr el riesgo de sentirse pequeños, lejanos, impotentes. No obstante, todo en el DanteFEST ha nacido de pequeños “sí”, a veces dichos también inconscientemente, por personas normales y corrientes, vulnerables, con un corazón herido por la belleza. Viendo lo que esto puede generar surge el pedir, utilizando las palabras del Stabat Mater, Fac ut árdeat cor meum in amando Cristum Deum. Ese ardor al que hacía referencia la poetisa rusa, ligero, fácil, del que todo nace.