Voluntarios del Encuentro Santiago 2017, celebrado del 3 al 5 de noviembre

Encuentro Santiago. Todo a la luz de la eternidad

En la capital chilena, tres días para revivir las palabras de san Alberto Hurtado: «Solo una inmensa caridad salvará al mundo»
Paula Giovanetti

«Solo una inmensa caridad salvará al mundo». La frase de san Alberto Hurtado, lema del Encuentro Santiago 2017, ha dominado estos días de diálogo, arte, emprendimientos… En definitiva, estos días de vida.
El inicio de esta versión de Encuentro Santiago ha sido ya un acontecimiento que nos ha llenado de gratitud. La compañía teatral Parsifal de Argentina vino especialmente para regalarnos una versión de La Anunciación a María de Paul Claudel. Ellos (¡que eran más de treinta!) se quedaron tres días entre nosotros, hasta ser indistinguibles unos de otros, ¡todos un solo pueblo! Los chicos de GS de Chile y Argentina compartieron el testimonio de Horacio Morel, que con lágrimas en los ojos se conmovía por su propio camino como responsable de la obra social Padre Mario Pantaleo. Y qué es nuestra amistad sino este continuo conmoverse por lo que suscita Otro en cada uno de nosotros.

Montaje de stands

«Solo una inmensa caridad salvará al mundo». No la caridad entendida como limosna para el desvalido, sino la caridad de la que habla san Alberto a través de la entrega de su vida. «¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué está el hombre en este mundo? Los distintos sistemas filosóficos ensayan respuestas que dejan sin satisfacción el corazón humano. En cambio, el cristianismo trae al mundo una respuesta tan consoladora: el hombre está en el mundo para amar y ser amado». Este amor primero, del que es objeto el hombre, es la primera caridad. Lo Infinito ha hecho un largo viaje para abrazar lo finito. ¿Cómo no sorprendernos por esta inmensa caridad? Este movimiento provoca en nosotros el deseo de amar a quienes encontramos.
«Mirar todo a la luz de la eternidad», decía san Alberto con la frase que daba nombre a la exposición central de este año, en profunda sintonía con Claudel y su intención de hacernos ver que en darse está la alegría, que la vida está hecha para ser donada, completada en amorosa entrega. «Ha nacido en mí el ingenuo deseo de ser santo», decía uno de los voluntarios que presentó la muestra.

Encuentro con Bernhard Scholz y Manuel José Ossandón

¿Es Chile un hogar para todos? Desde Venezuela y Haití, Sumito Estévez y Jonas Bazile nos conmovieron por la humildad y deseo que los ha llevado a moverse de lugares que aman para comenzar de nuevo a amar el presente desde otra tierra. Un camino difícil, lleno de obstáculos, y sin embargo marcado por la esperanza. «Solo no puedo, pero juntos avanzamos», decía Jonas, o la “hermosura” de este nuevo inicio, que podría ser la clave de la alegría en Sumito.

Y yo, ¿qué tengo que ver con las estrellas? Los grandes movimientos del ser humano, desde Europa al descubrimiento de América, y mucho antes, la llegada de los indígenas a esta tierra, o la actual migración, son prueba del ansia que tiene el hombre por descubrir el mundo y sus confines. Lo aprendimos con Ulisses Barres de Almeida, que vino desde Brasil para ayudarnos a entender que la astronomía no es otra cosa que signo de esta humana aspiración por conocer sin límites el misterio del que está hecho el universo.

Representación de ''La anunciación a María''

Tiene sentido, entonces, dialogar acerca de la migración humana como una oportunidad para volver a mirarnos como parte de este pequeño y frágil punto que es la Tierra vista desde el espacio, esta tierra que no logra contener ningún deseo humano, sino al contrario, lo despierta para desear siempre más. De ahí la gran cantidad de jóvenes que luego llenaron de preguntas a Ulisses, con los ojos abiertos de par en par en medio de la noche, mostrando el espectáculo que es el hombre que comienza a ser consciente de su lugar en el universo, ese punto de conmoción que parece infinitamente pequeño y que es movido por lo infinitamente grande.

Bernard Scholz fue compañero de camino estos días, poniendo en el centro del diálogo la dignidad humana que no depende de ningún poder. Su diálogo con el senador de la República Manuel José Ossandón tuvo la misma atención a la persona que el encuentro que tuvo con los emprendedores de la feria costumbrista de este año. Hombres y mujeres que con esfuerzo comienzan un emprendimiento pudieron dialogar con un empresario como si fueran amigos, lanzados a llevar a cabo la propia obra en tensión al bien común. En la inauguración de la feria, una de las emprendedoras dijo: «aunque no venda nada, ya he sido pagada escuchando a este hombre». «Este lugar está lleno de nuevas relaciones», decía otro emprendedor.

Una voluntaria del Encuentro

«Solo una inmensa caridad salvará al mundo», ¿y qué caridad es esta, que no pone a ningún hombre sobre otro, sino uno junto a otro frente al ideal? Esa caridad que nace del asombro por ser amados, esa caridad que es raíz del bien y de la alegría. «Mirar todo a la luz de la eternidad» es la promesa que nos lanza la música, el baile y el canto que nos hicieron bailar en la fiesta de rock, salsa y cumbia; la intensidad de los encuentros deportivos, la misma promesa que vemos en los jóvenes voluntarios que con gratuidad y alegría servían en las tareas más sencillas y a la vez fundamentales para que un encuentro así pueda ser vivido en la belleza del orden y la acogida. El espacio de nuestros encuentros era versátil: el mismo escenario de la fiesta fue después el altar de la misa (casi como signo de la unidad integral de la vida) y, por la mañana, fue conmovedor ver a una de las voluntarias de rodillas limpiando en silenciosa entrega el lugar para no dejar ninguna mancha. ¡Siempre hay alguien amando lo que sucede! Por amor a su presencia, un pueblo nace y se renueva.