Un regalo de última hora

La leyenda del santo bebedor narra la milagrosa historia de Andreas, un vagabundo alcoholizado que acepta un préstamo de 200 francos que tendrá que devolver ante una imagen de santa Teresa di Lisieux...
Carlo Pastori

Un milagro. Un dinero inesperado, licores, mujeres y promesas que no se mantienen, pero a fin de cuentas un milagro es lo que narra la obra póstuma de Joseph Roth, que él mismo definió como un «testamento», con una conciencia lúcida de estar en el periodo final de su vida, exiliado en París, presa del alcohol y abandonado a la autodestrucción. Un milagro, a fin de cuentas.

«No hay nada a lo que más fácilmente se acostumbre una persona que a los milagros, cuando los ha conocido una, dos o tres veces. Sí, la naturaleza del hombre le lleva a enfadarse cuando no obtiene de forma continuada lo que parece haberle prometido un azar casual o pasajero. Así son las personas. ¿Qué otra cosa podríamos esperar pues de Andreas?». Cuando, debajo de un puente del Sena, el rico burgués le pide a Andreas, un vagabundo alcoholizado, que acepte 200 francos para sus necesidades, este se niega. «No sé cómo ni cuándo podría devolvérselo». El inesperado movimiento de la Gracia toma aspecto humano: como y cuando quiera, añade el anciano, Andreas podrá devolver la suma ante una imagen de Teresa di Lisieux.

El sintecho acepta y está convencido de corazón de que saldará la deuda con la pequeña santa. A partir de ese momento... ocasiones desperdiciadas, errores, superficialidad. Andreas fracasa una y otra vez en el objetivo que desea más sinceramente. Pero al final le espera un abrazo más grande aún que el regalo recibido al inicio, un abrazo a quien se ha mostrado incapaz en todo, excepto en el deseo.