El concierto dedicado a Antonio Vega <br>en EncuentroMadrid.

«Que mis días se abran paso entre la maleza del camino hacia lo eterno»

La idea de hacer un concierto repasando las mejores canciones de Antonio Vega se convirtió en una lección de vida inimaginable que superó todas las expectativas
Ignacio Cabello

Cuando en septiembre a unos cuantos amigos se nos ocurrió preparar para EncuentroMadrid “algo” para dar a conocer aquello que nos había fascinado de Antonio Vega, no imaginamos –¡jamás imaginé!– que pudiera suponer tanto. Y no solo para nosotros, sino para tantas otras personas que nos han escrito emocionadas por lo que vivieron aquella noche. Como dice la canción, «en el camino encontré lo que jamás pensé tener».

Si algo tuvimos claro desde el principio es que no queríamos idealizar a Antonio Vega, sino dejar que sus canciones, poesías y frases hablasen por sí solas. Queríamos únicamente poner delante de todos a un Antonio que, con la sensibilidad y genialidad propia del músico y del poeta, y con la misma humanidad que todos nosotros, «amó la eternidad» y trató de mirar a la cara su deseo, su búsqueda y su fragilidad. Y eso es lo que intentamos hacer, poniendo de nuestra parte únicamente nuestro amor y pasión por la música. Pero, sinceramente, no pensamos que pudiera conmover a tanta gente y llegar a ser un momento tan mágico: «Si te soy sincera, no me esperaba nada del otro mundo y a medida que fue avanzando el concierto me quedé loca. Me puse a llorar en Tuve que correr. Gracias por enseñarme a alguien que ha dejado plasmada la búsqueda de su vida en su música, que describió mejor que yo lo que siento, ¡por eso me puse a llorar!».

Otra chica nos escribió un mensaje conmovedor: «Estaba allí y me sentía plena, totalmente correspondida. No me rondaba otra cosa que “¡qué bello esto! Verdaderamente estoy hecha para esta belleza”. Lloraba. Lloraba de emoción al contemplar la belleza del concierto, la pasión y delicadeza con la que los cinco tocaban y cantaban. Pero a su vez, lloraba porque ahora mismo anhelo esa belleza. En ese sentido me doy cuenta de que, como expresa el lema de este EncuentroMadrid, estoy ‘herida por la belleza’. Porque una vez contemplada, es muy difícil no vivir con esa correspondencia de “yo estoy hecha para esta belleza”».

Carlos Vega, el hermano mayor de Antonio, subió con nosotros a tocar El sitio de mi recreo, canción emblemática que habla de ese lugar en el que uno descansa, y dando las gracias dijo: «Antonio sigue vivo gracias a personas como ellos, que han llegado a captar ese lenguaje o ese mensaje que Antonio nos quiso transmitir de emoción o de vida». Estaban, él y sus hermanas, Laura y Cristina, conmovidos y asombrados de que unos chavales tan jóvenes hubiéramos sabido entender y transmitir, con delicadeza, admiración y cuidado, aquello que Antonio quiso expresar. Y quizá eso es lo que EncuentroMadrid tenía que mostrar a la familia de Antonio –y a tantas otras personas que venían por primera vez–: una mirada que busca, detecta y entiende, con la inteligencia del cristianismo, la humanidad que se esconde detrás de cualquier canción, poesía, obra artística o corazón humano. Y esa mirada “herida por la belleza” es algo que nosotros debemos a este pueblo concreto que es Comunión y Liberación y del que nace un evento como EncuentroMadrid.

Cuando el mismo sábado por la mañana me llamó Laura para confirmarme que finalmente iban a venir al concierto, me dijo que la noche anterior había dormido en el hospital con su madre, Mari Luz, que estaba ingresada. Le había enseñado el vídeo promocional del concierto y le había contado a dónde iban al día siguiente, y Mari Luz se emocionó. En el concierto hicimos una canción preciosa que Antonio escribió a sus padres, Hablando de ellos, y se la dedicamos a Mari Luz: «La plata, el oro, el platino, no superan el destello de algo en sus ojos divino». Una semana después recibimos la noticia de que Mari Luz había fallecido. Un duro golpe para la familia la pérdida de una madre que lo había dado todo por sus hijos, una mujer «de seda, de hierro puro, siempre dispuesta a entregar antes que sus armas su vida». El viernes 12 de mayo, en un concierto de la Banda de Antonio por el octavo aniversario de su muerte, las hermanas de Antonio vinieron enseguida hacia nosotros, supercercanas y cariñosas, dándonos las gracias de nuevo por lo cuidado que estuvo todo. Con todos los amigos que tenían en aquella sala, se acercaron a hablar con unos chavales como nosotros. Me pregunto qué es lo que percibieron en EncuentroMadrid.

Podría decirse que, sin quererlo ni buscarlo, fuimos instrumento de una voz mucho mayor que las nuestras: esa voz que nos habla a todos y cada uno de nosotros, y que grita el anhelo último del ser humano. Deseo que Antonio expresó en sus canciones y que condensó en esta frase: «Desearía que mis días se abran paso entre la maleza del camino hacia lo eterno».

Vídeo del concierto disponible en el canal de YouTube de Encuentro Madrid